CAPÍTULO VEINTE

52 11 4
                                    

(ESPECIAL)

(La noche anterior).

Nico.

—¿Crees que esté bien dejar a Cobra cargar con tu amigo tan ebrio? — pregunta Randy mientras conduce.

Hace poco tiempo salimos del bar, Ronn y el otro chico van tirados en la parte trasera del auto.

—Si, no creo que haya ningún problema— le contesto de inmediato.

—Si algo le llega a pasar a Hawkins Lucas va a sacarme los ojos, a todo esto ¿cómo se conocen el doctor y tú? — él parece algo curioso.

—Solíamos vivir en el mismo edificio— debo tener cuidado con lo que le digo.

—Realmente parecen muy cercanos— acaricia mi pierna —estoy un poco celoso.

—Si, lo somos— sonrío, apartando su mano. No voy a dejar que piense que soy un chico fácil.

Quiero fingir que el motivo por el que me acerco a él es para ayudar a Simon a averiguar lo que le sucedió a Sam, pero no puedo negar que este chico me atrae demasiado.

“La verdad si me preocupa haber dejado a Simon en ese estado, pero sé que Cobra va a cuidar bien de él”

—¿En qué piensas? — pregunta de repente. Ya hemos llegado a mi departamento.

—En nada importante— cambio de tema —¿qué vamos a hacer con estos chicos?

—Deberíamos dejarlos dormir en el coche para que aprendan a controlarse a la hora de tomar— vacila.

Los bajamos y los tiramos en uno de los cuartos de visitas.

—¿Y si les jugamos una broma? — digo.

—¿Qué se te ocurre? — su mirada se vuelve maliciosa al instante.

—Ayúdame a desnudarlos, así pensaran que no solo durmieron juntos— él no lo duda y comienza a zafarles la ropa.

—Ya quiero ver sus reacciones por la mañana— ríe a carcajadas.

Luego los cubro con una sábana gruesa y salimos de la habitación. Al llegar a la sala él se sienta sobre el sofá.

—¿Quieres un poco de vino? — digo, tomando una botella de la repisa.

—¿Vino?, ¿no crees que ya has tomado suficiente? — tal vez tiene razón, pero estoy muy nervioso.

—Jamás tengo suficiente cuando se trata de algo que me gusta— jugueteo un poco con mis dedos sobre la copa.

—Eso parece interesante, porque tengo algo de lo que jamás vas a tener suficiente— me mira lascivamente.

—¿Crees que hay algo de ti que me pueda gustar? — desvío la mirada —iré a darme una ducha.

—Si quieres te puedo ayudar— él me sigue.

Camino rápido y cierro la puerta de mi habitación a prisa.

—¿Estás loco? — le grito —lárgate de mi casa mejor.

Solo escucho sus risas desde afuera, mi corazón late a mil. Despejo mi mente y entro a la ducha, el agua caliente recorre mi cuerpo. Comienzo a deslizar las manos sobre mí usando el jabón líquido, Randy viene de repente a mi mente, recuerdo sus labios finos y sensuales, esa maldita sonrisa ladeada, la forma de mirarme con sus ojos rasgados. Bajo mi mano y acaricio mi entrepierna, recordando también lo alto y delgado de su cuerpo, sus hombros anchos dentro de ese maldito traje que le queda perfecto.

“Demonios, debí dejar que se duchara conmigo”

ESCARLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora