CAPÍTULO DIECISEIS

38 11 1
                                    


—Buenos días, con tanto problema ayer no tuve la oportunidad de presentarme— me dice la pelirroja extendiendo su mano para saludar —puedes llamarme Valentín.

Me limito a observarla deteniéndome junto a la puerta, en definitiva, hay algo de esta chica que no me termina de agradar. Es demasiado amable y su tono de voz agudo es algo irritante.

—¡Buenos días! — Randy entra al comedor seguido por cuatro chicos más, 2 de ellos al igual que él parecen ser asiáticos. Todos ríen y se gritan. En un momento han logrado armar un escándalo en el comedor —muero de hambre, ¡¡Naanaa!! — grita Randy.

—¿No saben cómo comportarse?, ya dejen de hacer escandalo malditos idiotas— les llama la atención una anciana que sale de pronto por la puerta que da a la cocina.

Ella es bastante delgada, cabello largo, blanco y trenzado. Usa un vestido negro muy largo de cuello alto, viene acompañada por 6 jovencitas vestidas igual. Ellas comienzan a llenar la mesa de comida para el desayuno.

“Esto, sin duda alguna es más comida de la que podríamos comer todos juntos en un día”

—¿Quién es la mujer que más amo?¬— Randy se levanta en seguida y comienza a abrazarla y besar sus mejillas —¿la más hermosa, coqueta y tierna de esta casa?

—Ya déjame, tu aliento da asco, ¿si quiera te lavas los dientes? — lo golpea con una servilleta de tela intentando apartarlo de ella, mientras recorre la habitación con una mirada —¿dónde está Lucas?, ¿ese malnacido ha decidido que quiere morir de hambre o qué?

—Nana, tu hijo estaba afuera dándole algunas instrucciones al chofer, vendrá en un momento. Hoy se le hizo algo tarde, ha tenido unas noches un poco “AGITADAS”— dice Randy enfatizando, a la vez volteando su mirada y clavándola sobre mí.

—¿Este maldito quién es? — ella frunce el ceño, yo tan solo sigo congelado en el mismo lugar.

Cuando estoy por abrir mi boca para presentarme siento una mano sobre mi hombro haciendo que voltee mi cabeza al instante.

—Este maldito de aquí…— contesta Lucas entrando a la habitación —…es mi nuevo doctor especializado en psicología. Trátalo bien, de él depende que recupere mi memoria.

—Me importa un culo si recuperas tu memoria maldito animal, como si eso te hiciera mejor persona— contesta la anciana, para después darse media vuelta y marcharse en seguida del comedor.

—Esa fue su manera de decir que “fue un gusto conocerte” — ríe Randy —solo siéntense y desayunemos ya.

—Si, hoy hay mucho por hacer— señala Lucas, caminando hasta sentarse encabezando la mesa.

—Ya está casi todo listo, me encargué de preparar cada detalle para el evento— se une la pelirroja a la conversación.

—No era necesario, ese no es tu trabajo— le contesta Lucas.

—No te preocupes, es un gusto ayudar— contesta, esbozando una gran sonrisa.

—Hay personas a las cuales les pago el suficiente dinero para eso, así que limítate a hacer lo que te corresponde— le dice de mala manera, borrando de su cara su gran sonrisa.

—Lo siento, yo solo…— la interrumpe.

—Quiero ver qué fue lo que hiciste, después de desayunar quiero que me acompañes al despacho— expresa tajante.

Ella asiente y vuelve a sonreír con amabilidad mientras camina para unirse a ellos a la mesa. Es delgada, de tamaño promedio, usa unos enormes lentes negros y un uniforme de enfermera color blanco.

—¿No piensas sentarte o quieres que te traiga alzado? — me pregunta Randy con sarcasmo.

—Siéntate aquí— Lucas hala la silla a su derecha. Todos guardan silencio al instante y se miran unos a otros con sorpresa.

En seguida camino a prisa hasta la mesa y me siento en silencio. Randy yace en el asiento frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja, en la silla de al lado está la chica que parece muñeca diabólica, luego hay un chico algo gordo, y seguido se encuentra la pelirroja. A mí lado, está el chico asiático y luego uno muy alto y delgado, creo que ha sido el único que ha estado en silencio durante todo este rato.

—Si ven lo que les dije, hay un nuevo consentido en la casa— vacila Randy, pero una mirada de Lucas basta para terminar con la conversación.

—¡UUFF!, mejor cállate o te van a sacar los ojos— le advierte la chica sentada junto a él.

Es delgada de cabello morado, está vestida de tal manera que de verdad parece una muñeca, pero en serio de las que dan miedo.

Todos comienzan a tomar trozos de pan, huevos, carne, fruta y todo lo demás que hay en la mesa, parece que de ahora en adelante mis desayunos van a ser bastante animados.

“Odio la maldita algarabía de estas personas”

Esto hace que recuerde los viejos tiempos, recuerdo el delicioso olor a huevos cocidos y tostadas que recibía mientras bajaba a prisa las gradas por la mañana , recuerdo escucharla cantar mientras preparaba el desayuno para mí para luego llevarlo hasta la mesa, donde todos esperábamos ansiosos, entre risas y una charla amena tomábamos el desayuno, después de lo que pasó jamás volví a tener un desayuno así; en cambio con Sam, cada vez que él intentaba preparar el desayuno era un completo fracaso, aparte que solo lo hacía para intentar disculparse por la pelea de la noche anterior, pero siempre acabábamos peleando aún más. Ahora que lo pienso, este lugar, este momento se siente igual a aquel entonces, se siente casi como un hogar.

“¡Qué ironía!”

—¿En qué carajos piensas que te hace sonreír de esa manera? — pregunta Randy burlón —no sabía que la noche había sido tan jodida de buena, ¿qué le hiciste jefe?

—Basta, creo que no necesito decir dos veces que pares con eso. ¿O se quieren ir sin desayunar? — amenaza Lucas.
Al instante todos guardan silencio y entre risillas disimuladas comienzan a desayunar a prisa.

—Está bien. No te enfades tanto, solo me sorprende que dejes que alguien use la silla de Luisa— extiende ambas manos al aire.

Al instante todos guardan silencio, parece que en serio le tienen miedo.

—Como ya escucharon él trabaja para mí ahora, él es el Dr. Liam Hawkins. Trátenlo bien y respétenlo, no quiero que nadie se tome confianzas que no le corresponden— les dice Lucas, tomando un poco de agua caliente para prepararse un té.

—¡Mucho gusto! — me dice el chico a mi derecha extendiéndome su mano.

—Igualmente— contesto con seriedad, estrechando su mano.

—Mi nombre es Yamato y esa rara de ahí es mi hermana gemela Yumeko, ambos somos de Japón al igual que Randy— luego señala al chico gordo y al otro—él es Bratt y este de acá es Henry.
—Solo no esperes que te hable, el jamás lo hace— agrega Bratt a la conversación señalando a Henry —cualquier cosa que necesites no dudes en pedírmelo, soy bueno en todo.

—¿Bueno en todo? — le contesta Yumeko, arrojándole una uva a la cara —para lo único que eres bueno es para tragar.

—¿Por qué siempre tienes que ser una idiota? — le dice él, arrojando la fruta de vuelta.

—¡¡Ya paren ambos!! — les dice Randy —no asusten a nuestro invitado desde el primer día.

Ambos se detienen de inmediato. Lucas parece no percatarse de la discusión tan solo se concentra en comer su desayuno.

Después de algunos minutos comienzan a charlar amenamente entre sí, como si nada hubiese pasado.

ESCARLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora