CAPÍTULO CATORCE

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—Solo quiero disculparme, por no compartir la habitación— habla en voz baja.

“¿Qué es lo que acaba de decir?”

—¿Quieres disculparte? — desearía que Randy escuchara lo que su egocéntrico jefe acaba de decir.

—Yo solo no quiero que te hagas una idea equivocada sobre mí— es mi imaginación o parece que si le importa lo que piensan sobre él.

—Está bien, no es mi asunto de todos modos— tomó la bandeja para irme, veo que el maldito hielo se ha derretido bastante.

“Carajo este maldito me hace perder mi tiempo”

Ambos caminamos en silencio de vuelta hasta la segunda planta.

—Ha sido difícil no recordar, no saber quién es amigo y enemigo— me dice justo cuando estoy por entrar a la habitación, volteo y lo miro atónito —Will me hizo prometerle que al menos te iba a dar una pequeña oportunidad, de verdad quiero que me ayudes a recordar.

“Quizá sea el momento para iniciar con la terapia, si este idiota logra recordar parece que no solo va a ser bueno para él”

—¿Quieres un último trago? — le digo, necesito ganarme su confianza, ya que está cooperando por su cuenta debo ser inteligente y aprovechar esta oportunidad.

—¿Un último trago? — me pregunta dudoso.

—A partir de mañana soy oficialmente tu médico, por lo que sería poco ético dejarte tomar cuando estás en plena recuperación, además, lo más probable es que te tenga que recetar algún analgésico que ayude, por lo que tomar no va a ser conveniente, y sin mencionar él…— levanta sus manos e interrumpe.

—Ya entendí, claro que quiero ese último trago— de repente esboza de nuevo esa gran y hermosa sonrisa.

Me quedo como un estúpido mirándolo, él baja la mirada y niega con su cabeza, mientras camina descalzo hasta la puerta de vidrio de mi habitación que da al balcón, la abre y sale.

Reacciono, camino hasta el buró y sirvo ambos tragos.

—La noche está un poco fría para que estes sin camisa— digo, dándole su vaso.

Él ve fijo hacia la lluvia, puedo ver que tiene múltiples cicatrices de cortadas en su cuerpo, las cuales intentan pasar desapercibidas por los tatuajes.

“No me extraña de un maldito mafioso como él”

De repente interrumpe el silencio.

—Desde que desperté del coma he tenido horribles pesadillas. Sueño que despierto en una habitación oscura, acostado en una cama rodeado de personas que parecen estar dormidas, cuando los muevo veo que todos están muertos, cubiertos de sangre y lo más extraño es que no tienen rostro. Desde entonces tengo miedo de dormir con alguien y que se vuelva realidad— toma todo su trago de un sorbo —todo lo que me queda es Randy, y mi hermana “Luisa”, ella fue quien me contó mi historia familiar. Entonces entendí mis pesadillas, tengo miedo de terminar como ellos.

“A mí también me la contó”

—¿Dé terminar cómo quienes? — finjo no saber nada.

La niebla comienza a descender hasta nosotros, comienzo a sentir un poco más de frío.

Voltea hacia mí, su mirada se clava en la mía, siento como la noción del momento se pierde en la nada. Mi corazón se agita una vez más, levanto mi vaso y bebo un trago para calmar los nervios.

—Como… mis padres, ellos fueron asesinados mientras dormían cuando yo era un niño— ambos nos quedamos en silencio durante algunos minutos. De repente él regresa a la habitación, se recuesta a un lado de mi cama con toda la confianza y la serenidad del mundo —Luisa me contó que antes de perder la memoria también temía lo mismo, así que jamás dormí con nadie.

Estoy sorprendido, hace un momento pensé que iba a desperdiciar mi tiempo después de todo lo que Randy me dijo, pero este parece otro Lucas Ford. No el que él describió en la cocina, también admito que lo juzgué mal, él se preocupa por lo que le pueda pasar a los demás, no a él.

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