CAPÍTULO DOCE

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—Simon— me detiene Nico justo antes de subir a mi auto.

—¿Qué pasa? — pregunto volteándome.

—Con todo lo ocurrido había olvidado entregarte esto— me entrega una tarjeta de acceso, unas llaves y un celular nuevo que si quiera ha salido al mercado aún.

—¿Por qué me das esto? — pregunto ignorando por completo lo que sucede.

—Lucas está de vuelta en su mansión y una de las condiciones para que trabajes para él, es que tienes que quedarte en su casa a vivir. Solo puedes volver a tu apartamento los domingos por la mañana para preparar tu equipaje de nuevo, regar tus plantas o lo que se te ocurra decir que haces los domingos y luego deberás volver por la noche, ellos te recogen y te regresan, cada vez— explica.

—¿Esto es una broma verdad? — estoy estupefacto.

—No, esas llaves son de tu nuevo hogar. No te alteres solo es un pequeño departamento. Está un poco lejos, pero es mejor. No sería conveniente que te vean por acá, en cuanto al celular debes desechar tu viejo teléfono, él portero del edificio es uno de los cabrones que trabajan para Cobra, así que nos comunicaremos por medio de él, Ronn y yo nos ocuparemos de Luisa. No tienes que preocuparte por ella— pone su mano sobre mi hombro —lo siento Simon, pero es muy tarde para que quieras dar marcha atrás con el plan.

—¿Quién te dijo que quiero dar marcha atrás?, solo me tomaste por sorpresa. Creo que vivir en su casa es bueno, puedo buscar más a fondo la información que necesito— digo.

—Por cierto, tu equipaje está listo con todo lo que necesitas en el apartamento, revísalo para que sepas que cosas llevas. La dirección está en tu nuevo celular— señala.

—Guarda esto— saco mi celular junto con las llaves de mi viejo apartamento y se las entrego a Nico.
 
—¡¡Hey… hey…!! —se queja Ronn de repente tomando las llaves de mi apartamento —estas son mías, me quedaré para cuidar el lugar.

—¿Para qué quieres eso?, tienes una maldita copia— le dice Nico.

—¿Crees que no lo recuerdo?, solo que esto ya es oficial, Simon no va a poder enfadarse si entro— le dice guiñando su ojo.

—Cuídate Simon, recuerda que te dije que estas personas son peligrosas. No los subestimes— advierte Nico una vez más.

—Lo sé, ustedes también tengan cuidado— ambos se acercan y se despiden de mi con un fuerte abrazo. Luego subo a mi auto.

Saco el nuevo celular e ingreso al GPS, accediendo a la dirección del nuevo lugar en el que voy a vivir.

“Esto es una gran casualidad”

De inmediato reconozco el sitio, por suerte casi no voy a pasar tiempo en ese lugar.

Al llegar hay un enorme portón color plata, un hombre bastante mayor sale para recibirme.

—Buenas noches, ¿señor Simon?; mi nombre es Frank. Le estábamos esperando— saluda con amabilidad.

—¡Buenas noches! — contesto, reviso mi cartera para mostrar mi tarjeta de acceso.

—Su casa es la que tiene el número 1992, sigue directo y en 500 metros gira a la derecha, es el último portón— saca una cajita negra —este es el control del portón. En seguida abro este para usted, que tenga una buena noche— ¿cómo me conoce?, si quiera tuve que presentarme, o la tarjeta.

—Le agradezco— digo, subiendo el vidrio de nuevo.

Comienzo por conducir, solo puedo ver grandes portones y muros de cemento. Esto no son departamentos son lujosas mansiones, este maldito de Nico, sabe que las cosas así de llamativas no me gustan.

ESCARLATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora