CAPÍTULO VEINTICINCO

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—Jamás lo vi actuar de esa manera — me dice Randy.

Ahora que quedan menos hombres y el niño no corre riesgo si intentamos algo, creo que es un buen momento para actuar.

“Bebería levantarme e ir por él ahora, pero tengo miedo”

Me pierdo en mi pensamiento durante algunos segundos, bajo la mirada, tengo olas de miles de recuerdos que llegan unos tras otros, sólo puedo ver a Sam ensangrentado, aún puedo escuchar las últimas palabras de aquel maldito día. Miro la granada en mi mano y me aferro a ella.

—¡¡Aahhh!!— los gritos ensordecedores de Lucas me hacen volver a la realidad.
Levanto la mirada y lo miro, de repente él se desmaya queda ahí colgado parece que algo le doliera en exceso.

—¿Qué le sucedió? — me dice Randy — debo sacarlo de ahí.

—Cálmate— lo sujeto, Randy se desespera al punto de perder la razón — necesitas hacer esto bien, su vida ahora depende de nosotros; tengo un plan, yo los voy a distraer mientras llegas a Lucas y lo liberas.

—No, espera… si te disparan… — lo interrumpo.

—¡¡Lo haré!! — contesto con seguridad —de igual manera no tengo nada que perder. Quiero jugar al super héroe, aunque sea una vez en mi vida y que me salga bien— me levanto para salir.

—Espera— Randy intenta detenerme, pero ya no hay tiempo para eso. No lo pienso dos veces y lo hago de inmediato.

“No hay vuelta atrás”

—¿Tan rápido te duermes?, no he siquiera comenzado a jugar contigo— veo a Valentín arrojarle una cubeta llena de agua a Lucas a la cara.

—¡Detente! — le gritó.

Ella abre sus ojos de par en par, se quita los lentes y las arroja un lado. En cuestión de segundos me veo rodeado por todos los guardas restantes, ellos están apuntándome con sus armas.

—Doctor Hawkins, que sorpresa— camina unos pasos hacia mí. Levantó la mano y le muestro la granada, quitándole el seguro en el momento.

Ella se detiene en seco.

—No te acerques más— amenazo.
—¿Qué crees que haces? — pregunta furiosa.

Lo único que necesito es ganar algo de tiempo para que Randy pueda movilizarse.

—Dejen sus armas aquí, ¡ahora! — les digo pateando el balde donde estaba la sangre —no me importa si todos aquí explotamos, tómalo como una última advertencia.

—Hagan lo que dice— ordena, haciendo que dejen sus armas.

—Quiero preguntarte un par de cosas, ¿quién eres y por qué haces esto? — camino hacia dónde está la silla.

Todos cambian de posición colocándose uno tras otro frente a mí, dándole la espalda a Lucas. Sujeto la silla y me siento sobre ella.

—¿Por qué te importa?, esto no tiene nada que ver contigo— responde demasiado furiosa.

—Sólo contesta mis malditas preguntas— le exijo amenazante —¡¡AHORA!!

“Ella no parece tan valiente después de todo”

—Está bien, baja eso— se pone tensa —quiero vengarme. Él mató a mis hermanos— ella baja la mirada —hace años el negocio comenzó a ir bien, la distribución fue la más alta de todos los tiempos, pero cuando el señor Ford murió y Lucas tomó el lugar de su padre simplemente decidió dejar de trabajar con nosotros. Nos prohibió distribuir en su territorio y canceló el tratado que teníamos, mis hermanos intentaron de mil maneras arreglarse con él, pero se negó. Tuvimos varios encuentros fuertes, en los cuales se murió mucha gente, hasta que una noche él entró a nuestra mansión y mató a todos, menos a mí. Al igual que su padre lo hacía, él siguió sus pasos. Él dijo que no le gustaba matar niñas— sus lágrimas salen —ese día jure que me iba a vengar y deje de ser la maldita gorda que todos conocían, aunque nunca deje de ser Valentín Reyes— estoy atónito.

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