CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

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Esta noche se vuelve aún más fría, la lluvia cae como de costumbre en momentos así, como esos de telenovela.

Estoy solamente acompañado de la brisa y la escasa vista a la ciudad, mientras mis pensamientos lo traen de regreso una vez más. No sé cómo pasó, pero en algún momento de mi vida comencé a mirar más al suelo, que al cielo. Estuve roto durante tanto tiempo, que había olvidado como sonreír.

Al final de todo fui yo quién le dio la espalda, pero ¿por qué me siento tan solo?, pensé que lograría olvidar en poco tiempo, pero no es fácil olvidarse de una necesidad como lo es él.
Fue bueno ver que le está yendo bien, a diferencia de mí que me hundo cada vez más en el dolor, aunque conocía el peso de las despedidas me alejé, por mí maldito orgullo. Ahora me toca quedarme aquí, mirando como se termina de alejar. No puedo dejar de sentir que me falta la respiración.
Mi celular comienza a vibrar, es una videollamada entrante de Randy.

“Me han estado llamando desde temprano, pero no pienso contestar”

Por error, casi dejo caer el celular y contesto la maldita llamada.

—¡Dr. Hawkins! — el ruido de la música y las múltiples voces a su alrededor apenas y me permiten escucharle.

—¡Feliz cumpleaños!, discúlpame por no poder asistir— gira la cámara de su celular enfocando las gradas.

—Solo quería mostrarte que ellos ya se van a dormir— me muestra como Lucas y el intruso suben por las gradas —si vienes no los vas a ver, siente libre de venir.

Mi mente retumba, mientras mi corazón se detiene.

“¿Qué demonios sigo haciendo aquí?”

Corto la llamada, tiro el teléfono sobre el asiento trasero. Saco la maldita caja aterciopelada y me aferro a ella, mientras conduzco a toda velocidad.

Al llegar a su casa, hay decenas de coches obstaculizando el camino. No puedo perder mi tiempo, así que salgo del coche y corro bajo la lluvia.

—Dr. Liam, lo estábamos esperando— me saluda Bratt.

—Dr. Hawkins— Randy se acerca junto a Nico —¿estás mojado?, ¿quieres algo de ropa seca?

—Te vas a enfermar— agrega Nico.

—¿Dónde está él? — pregunto eufórico.

—Arriba, solo que hay algo que quiero decirte…— lo dejo hablando solo y comienzo a correr hacia la planta superior —…espera… no te he dicho cuál es la habitación… de…

Al llegar giro el pomo de la puerta de su habitación con rapidez, pero está con seguro.

—Lucas soy yo, déjame entrar— golpeo la puerta tan fuerte a como se me es posible.

De repente la música se detiene por completo, quizá sea ventajoso y pueda escuchar mi voz.

—Dr. Hawkins— Randy está al inicio del pasillo.

—Por favor, no te acuestes con ese intruso. Te lo ruego— golpeo con más fuerza hasta romper el seguro —solo quiero que hablemos, déjame explicarte…

—¡Espera! — Randy intenta detenerme, pero me apresuro a entrar a la habitación — ...y yo que pensé que la noche no iba a ponerse interesante...

Al entrar puedo ver que hay dos personas bajo las sábanas, mi corazón da un vuelco.

“Llegué demasiado tarde”

…pero como cualquier persona razonable y cuerda, que en una situación como esta daría vuelta y se marcharía resignado, por razones desconocidas…

“Celos”

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