¡Salvare a la Rosa de Marchitarse!

Capítulo 46: Las Cuatro Casas.

Dolor

Inundaba mi cuerpo de forma espantosa, casi traumatica.

Y tendría suerte, si al final del día, solo salía de esta situacion con unos cuantos moretones.

Uno tras otro, los tirones que Beth daba a los lazos del corset para que me quedara perfecto, solo lograban quitarme el aire.

Si esto continuaba así, moriría antes de tiempo y por una causa por demás absurda.

—¡Solo un poco más...!

<<Ya he vivido esto antes...>>

Y vaya que lo odiaba.

Lo cierto, es que había tenido apenas solo tres horas de sueño en la noche, luego de un insistente Seren que no quería irse, finalmente con la salida del sol, decidió que debía marchar.

Ah, y quizás fue lo mejor.

Después de lo que habíamos vivido en el último tiempo, no podía creerlo.

Desde que tengo memoria, esta era la unica vez que alguien había visto en mi dirección. Incluido mis demonios.

Y lejos de huir, había decidido quedarse a mi lado.

Era como magia, por algún motivo, Seren siempre tenía las palabras adecuadas para hacerme sentir mejor.

<<Se que tiene muchas preguntas.>>

Lo vi en sus ojos. Pero aún así, solo acepto mis vagas respuestas, bajo la promesa de que algún día, ambos estaríamos listos para decir la verdad.

Y entonces, quizás, sanar heridas que llevaban mucho tiempo abiertas sin la capacidad de cicatrizar.

Era la primera vez desde que llegue aquí, que me sentí realmente cómoda con otra persona.

Entendí entonces, que el peso de los secretos era agotador. Y había llevado esa mochila por demasiados años.

Aun así...

Al final, me encontré agradecida de que las cosas se hallan dado de esa forma.

Quizás era pasajera, pero aquella tranquilidad que había encontrado, no permitiría que se escapara de mí.

No hasta que sea obligada a soltarla.

Al final, solo pude pensar que tuve una noche por demás interesante.

Nuestro contrato se llevó a cabo al anochecer, entonces, poco sabia yo, que ese sería el inicio de un nuevo problema.

Mi pasado se le habia revelado a Seren, a su vez, Azmerel decidió echar luz sobre las sombras.

Parecía que nadie quería dejarme dormir.

Aun así, a pesar de ser una noche emocionalmente agotadora, me había ayudado a aclarar mis pensamientos e ideas.

Nei no estaba. Nada cambiaría ese hecho, y lo que no vivió, ya no son más que posibilidades que jamás serán reales.

De pronto, me encontraba entre mis deseos y lo que debía hacer.

Quería quedarme.

La vida que había conseguido aquí, era algo a lo que anhelaba aferrarme.

Incluso si no era lo correcto, si no lo merecía.

Estaba tan cerca del sueño que me impulso y...

Ya no quería sentir que no podía alcanzarlo.

Quizás era egoista, pero por primera vez, quise pensar en mi.