Capitulo 21: Inesperadas Oportunidades.

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Desesperación.

Una oscura y profunda desesperación es lo único que podía sentir luego del baile de Gelia. Conforme pasaban los días, la desesperación se volvió rabia, miedo e impotencia.

Lyna ya no estaba.

La única persona a quien debía proteger, a quien quería proteger, ahora ya no se encontraba conmigo.

En medio de aquel espantoso baile, donde absolutamente todo lo que podía salir mal, había salido mucho peor, aquel baile donde no solo arruine el encuentro de la protagonista con su verdadero amor, sino que también, la había perdido.

Y lo único que quedaba de ella, era un charco de sangre seca en el jardín y un lazo violeta. El cual no me atrevía a limpiar.

Habían pasado tres días desde el baile. Los príncipes trataron de mantener el secreto de la desaparición de Lyna Equa, pues si se revelaba la importancia de la muchacha para el rey, cuya vida depende de ella, las cosas podrían ponerse aun mucho peor.

Sabia que en la sombras, había mucha gente buscándola. Guardias, espías, magos, incluso fuerzas que desconocía que Gelia tuviera.

Pero aun así, no había ni una sola pista.

Nadie se había contactado exigiendo una recompensa, ningún cuerpo había aparecido, no habia absolutamente nada.

Pareciera que todo rastro de Lyna, se había dispersado con el viento.

Y todo, era mi culpa.

Había fallado en protegerla, y ahora, solo podía esperar que aun siguiera en la capital, si teníamos suerte, la cerraron con la suficiente rapidez, para que nadie pudiera salir, ni entrar.

Pero yo era muy consiente, que incluso las pocas horas que tardaron, podían haber sido la diferencia entre la vida y la muerte.

Un trago amargo bajo por mi garganta.

El solo pensar que Lyna pudiera estar herida, aterrada o incluso muerta, me quitaba el sueño por la noches.

El cual no era mucho, pues estaba segura, que en los últimos tres días, había dormido al menos cuatro horas, de forma entrecortada.

Rápidamente me levante de mi cama y mire por el gran ventanal.

La tarde con sus tonalidades naranjas y rosas pintaban el cielo.

<<Otro día mas esta por concluir, otro día mas sin noticias.>>

Todos los días, a estas horas, había una reunión en el la sala del trono. Solo asistía Seren, cómo mago supremo de la torre, el secretario del rey, Isel, los príncipes y yo.

Pues éramos los únicos, enterados sobre la desaparición de Lyna.

Reunión tras reunión, los había oído hablar de sobre estrategias, posibles sospechosos y la posibilidad de un traidor entre nosotros.

Y exactamente, reunión tras reunión, se me había negado rotadamente la posibilidad de salir a buscar a Lyna.

Tanto los príncipes como Isel, se aseguraron de dejarme sumamente claro que no debía, ni podía, salir de palacio, aunque nadie se había molestado en explicarme el porqué.

En cambio Seren, aseguraba que si yo salía del palacio, intentaría lastimar a cuanta persona sospechosa me cruzara en el camino.

Y no estaba muy equivocado.

Me mire al espejo.

Al igual que siempre, llevaba mi habitual traje negro. Mi cabello, estaba atado en una coleta alta, intente evitar mirar el lazo rosado que lo sostenía, pues solo lograba recordarme cuanto había fallado.

¡Salvare a la Rosa de Marchitarse!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora