¡Salvare a la Rosa de Marchitarse!

Capitulo 1: ¿Hay Angeles en el Infierno?

Calor.

Podía sentir un suave calor cubriendo mi cuerpo. Un calor que al contrario de quemarme lo encontraba reconfortante y suave.

Me hallaba flotando en el, disfrutando aquella nueva sensación, que era realmente fascinante y extrañamente tranquilizadora.

<<¿Es esto el infierno?>>

Si así era, ciertamente no quería irme a ningún lado.

Intente moverme entre aquel cálido espacio, para conseguir mas de lo que fuera aquello, pero al hacerlo caí en la cuenta de una estremecedora verdad.

<<¿Estoy viva?>>

Quizas eso explicaría la extraña suavidad en la que estaba envuelta.

Y por consecuente, lo que aquello significaba.

Pues si verdaderamente estaba viva, entonces al final, lograron encontrarme.

Mentiría si dijese que aquel pensamiento no me generaba cierto malestar. Ya que de ser asi, no tardarían en mandarme a otra misión.

<<Ah, y yo que pensaba que al fin se había terminado.>>

En estos momentos, no me quedaba mas que resignarme a la realidad.

Por muy tediosa que pudiera ser.

Use todas las fuerzas que encontré para levantar mis parpados, los cuales estaban demasiados pesados.

Mas cuando lo logre, estaba perpleja.

Una gran capa de un espeso flequillo cubría completamente mi visión.

Eso me extrañó; desde que recordaba siempre habia llevado el cabello tan corto como era posible, jamás llego mas alla de mis hombros, ni en sus mejores épocas.

<<¿Acaso estuve en coma?>>

Con esfuerzo lleve mi mano hacia mi rostro, y me las arregle para encontrar un hueco entre aquella cortina de pelo.

En un intento de palpar cual era la gravedad de mis heridas, moví mi cuerpo entre aquellas sabanas que se distinguían moradas, al menos eso era lo que podía ver gracias a la pálida luz de luna que se filtraba por un ventanal.

Fue una sorpresa que al momento de mover mis extremidades, no sintiera ningún dolor, como si aquellas heridas nunca hubieran existido.

Como si jamás este cuerpo hubiera sido siquiera dañado.

<<¿Habrá sido solo un sueño?>>

No. Definitivamente no lo fue.

Pues en mi interior aun podia recordar la fría nieve y el calor de la sangre mientras se mezclaban en una fatal combinación que termino como resultado con el final de mi vida.

Mi mente no podría imaginar eso.

<<Pero esto...>>

Mire a mi alrededor, intentando ver un rostro familiar, o algo que pudiera explicarme donde me encontraba.

Pero lo poco que pude distinguir me dejo mas desconcertada de lo que estaba.

Frente a mi se extendía una gran habitación, con un pequeño hogar encendido en el centro de esta que chispeaba y desprendía un tenue olor a quemado.

Hermosas decoraciones de lo que me atreví a aventurar era mármol, adornaban el lugar. A lo lejos se podía distinguir un tocador, aunque los detalles se volvían borrosos por la falta de iluminación, estaba segura que así era.