Cap. 36: La decepción.

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– POV: Daniel –

Decidí darle espacio a Julie el resto del día de ayer, sé que salió llorando del vestuario y luego vi a Lando con Chloe. Cuando curiosamente ella lo consolaba en frente de los periodistas.

Bajo a desayunar y me encuentro con Carlos.

– Hey, ¿todo bien? –me saluda.

– Hola. Sí, pero no.

– ¿No sabes nada aún de Julie?

– Ayer no quise buscarla. Más tarde intentaré ir a su habitación a hablar con ella.

– ¿Hablan de Julie? –se aparece Max de la nada.

Carlos y yo asentimos con la cabeza.

– Anoche le escribí, no me contestó –agrega Max de vuelta.

– ¿Qué fue lo que viste, Daniel? Sabemos que viste algo, y luego de repente Chloe y Lando juntos mientras que Julie no estaba en el paddock –pregunta Carlos.

Ojalá pudiera contarles más allá de lo que pude ver cuando ella salió llorando del vestuario y lo que me dijo acerca de que quién estaba para desearle suerte a Lando es Chloe.

– Espera. ¡¿Julie se fue llorando?! –pregunta Max alterado. No me queda más que volver a asentir con la cabeza –. ¿Cómo la dejaste ir llorando, Dani?

– No quería, pero, ¿qué podía hacer? Se fue como dos minutos antes de que nos alistáramos en nuestras posiciones de salida –respondo.

– Siento que es algo referente a la fiesta. Todo estaba bien hasta esa fiesta de Chloe que asistieron Julie y Olivia –comenta Carlos.

– En este momento lo que importa es saber cómo está Julie –menciona Max.

Terminamos de desayunar y decidimos acercarnos a su habitación. Esta se encuentra en el piso ocho del hotel. Salgo con Carlos y Max del ascensor y caminamos hacia su puerta.

– Aquí está –dice Carlos.

Habitación 812.

Toco la puerta.

Esperamos y nadie responde.

Intento otra vez y volvemos a fallar en que nos abran.

– Inténtalo otra vez –dice Max.

– Max, ya lo intenté. No abren –respondo.

Carlos acerca su oído a la puerta y agrega:

– Tampoco se escuchan voces, ni ruido.

– Hay que intentarlo otra vez –vuelve a repetir Max.

Carlos y yo no hacemos nada, sabemos que no están.

Max se desespera y toca la puerta como diez veces, todas fallidas.

– ¡Max! ¡Max! Basta –intento calmarlo–. Hay que buscarlas por el hotel.

Max cede.

Nos ponemos de acuerdo acerca de en cuál sector del hotel buscaría cada uno. Después de eso, bajamos y emprendimos la búsqueda.

Max fue hacia los restaurantes. Carlos hacia las piscinas. Y yo hacia las canchas deportivas del hotel.

Recorro la cancha de fútbol, no están. Solo hay un grupo de niños jugando. En la de básquet tampoco la encuentro. Lo mismo sucede en la de voleibol.

Recibo un mensaje, es Max:

No está en ningún restaurante, y he preguntado, y tampoco las han visto.

Amor de Verano - Lando Norris (COMPLETA ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora