Eran pocos los días en que podía descansar hasta un poco más tarde de las 8:00 am, pero no se lo permitieron. Unas pequeñas garras rasguñaron su espalda sobresaltándolo por lo inesperado que había sido y por el dolor que le había causado. Se volteó y se encontró con lo que a simple vista podía ser un gato doméstico pretendiendo dormir plácidamente.
—Te dije que no me despertaras de esa manera porque te llevaría a que te castren si volvías a hacerlo— dijo con el ceño fruncido colocando una almohada sobre el gato.
Le dió la espalda nuevamente para continuar con el sueño que ya no recordaba pero de seguro era muy agradable cuando sintió una rasposa lengua pasearse por las heridas en su piel.
—Eso se siente aún peor— se quejó espantando al gato quien le lanzó un zarpazo rasguñando su mano.
—Eres un desagradecido— reclamó enojado el gato después de dejar atrás su forma animal, apareciendo un chico delgado de cabellera negra y ojos del mismo color—. Yo sólo estaba rascando tu espalda. Eres un cachorro llorón, Inupi.
Seishu tomó su almohada y sacó una manta del armario para irse a la sala a continuar durmiendo, pero el gato fue tras de él. El animal se recostó sobre su pecho impidiendo que se cubriera.
—Eres insufrible— murmuró el chico de cabellos rubios y una notoria cicatriz en su rostro.
El gato se acurrucó aún más literalmente haciéndose bolita ignorándole a propósito. Y así estuvo Inui por lo que fue una eternidad, imposibilitado de moverse. Pero escuchar el suave ronroneo del gato silvestre lo tranquilizaba. Acarició su suave pelaje riendo al ver unos cuantos pelos flotar. Hajime pelechaba demasiado para su gusto.
El bosque bajo las montañas era un sentencia de muerte para cualquiera que no conociese el sitio, en especial para un pequeño niño abandonado a su suerte en aquel sitio.
—¿Mami? ¿Papi?— preguntaba el niño caminando con torpeza buscando a sus padres en medio de la oscuridad.
El pequeño de unos aparentes cinco años tropezó con la raíz levantada de un árbol, cayendo al suelo dándose un buen golpe. El llanto del niño resonaba con eco en el bosque haciendo que algunos animales curiosos se acercaran a mirar, huyendo al darse cuenta que era un humano. Pero un cachorro de gato patinegro, un felino que podría engañar a cualquier por su apariencia muy parecida a un gato doméstico, se le acercó presa de su curiosidad.
—Gatito— dijo el niño luego de percatarse de su cercanía. Estiró su mano hasta él, recibiendo un rasguño y un bufido de advertencia.
El llanto del pequeño comenzó a ser más fuerte.
—Hajime, es un niño como tú, no seas grosero— dijo una bella mujer apareciendo de entre los árboles.
La dulce voz de la mujer logró calmar el llanto del niño, en especial cuando lo cargó entre sus brazos. El gatito cambió de forma dejando ver a un pequeño de oscura cabellera y mirada seria.
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Huellas [Tokyo Revengers] [omegaverse]
FanfictionMira por dónde pisas. Podrías dejar tu rastro y ser una presa fácil. ACLARACIÓN *Los personajes de Tokyo Revengers no son de mi propiedad. Créditos a su autor* *Juro que no habrá traumas* *Podría haber contenido +18* *La historia si es de mi autorid...