Grandes avances

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Takemichi exhaló ruidosamente. Estaba realmente muy nervioso, y se veía reflejado en el temblor de sus piernas y en como su boca se había resecado.

-Mami- dijo el niño en sus brazos colocando su manito en la mejilla del omega- ¡Nimo!

El chico rió tomando la manita del infante y dejando un besito en ella, haciéndolo reír también. Tomó todo el aire que pudo para terminar de armarse de valor y entrar a la tienda para comprar las cosas que Emma le había pedido para preparar el almuerzo de todos en casa. Su mano llegó hasta el pomo de la puerta, pero su hijo volvió a darle ánimos con la única palabra que había aprendido hasta ese momento a parte de mamá, papá y Emma.

-¡Bienvenido!- dijo uno de los dueños de la tienda en cuanto cruzó la puerta, haciendo que se girara sobre sus pies y volviera a salir rápidamente.

La puerta volvió a abrirse y ahora el pequeño niño rubio jalaba de la mano del omega, obligándole a entrar con él. La escena era graciosa y adorable a la par.

-Tranquilo, no te haremos nada- dijo el hombre levantando las manos para no volver a espantarlo.

Los dueños de la tienda sabían de su nerviosismo y el pánico que le daba salir de casa sin estar acompañado siempre de su pareja, porque ellos también fueron testigos de su avance. Y les daba felicidad verlo allí por sus propios medios intentando realizar una compra.

Takemichi dejó la lista que Emma escribió para él sobre el mesón sintiendo sus manos temblorosas. Su hijo levantó la mirada y le sonrió travieso.

-¡Nimo!- volvió a decirle levantando su puño y agitándolo de forma adorable.

-¿Nimo?- preguntó el otro dueño de la tienda asomándose a mirar al niño con curiosidad.

-Quiere decir "ánimo"- dijo Takemichi dando un par de pasos hacia atrás conservando una distancia razonable con el hombre.

El pequeño asintió volviendo a sacudir su puño enseñándole a Miyavi cómo hacerlo correctamente. Takemichi parecía poder relajarse al ver cómo interactuaban a su alrededor. Al parecer nadie le haría daño allí. Su cachorro miró hacia arriba del señor que jugaba con él y se percató de un gatito que le observaba desde la comodidad de una camita en una repisa. Sonrió aún más grande mientras le mostraba con entusiasmo a Takemichi su descubrimiento.

Miyavi y Haruma ya no les parecía nada raro tener niños cambiaformas en su tienda luego de que el pequeño se transformara para mostrarle al gatito que era como él.

-No pierdas tu tiempo con él. Es tan huraño como su madre- dijo Haruma rodando los ojos viendo al gatito acurrucarse para ignorar al cachorro de león, mientras dejaba el pedido completo de Takemichi sobre el mostrador.

-Yo no soy huraño- dijo Kokonoi mirándole con desprecio desde su puesto de trabajo.

Los hombres guardaron silencio. El leoncito que daba saltitos sobre el mostrador con la intención de llamar la atención del gato en la repisa, logró hacer que uno de los hombres se sintiera conmovido y fuera a buscar una escalera para sacar al gatito de su escondite y obligarlo a compartir con el hiperactivo cachorro de león.

-Si lo rasguña no lo regañen- dijo Koko concentrado en sus números.

Pero contrario a lo que esperaban, el gatito sólo se veía irritado aún cuando el cachorro de león saltaba a su alrededor. Takemichi se disculpó con el niño por las actitudes de su hijo con él.

-Vamos, Sonny- dijo Takemichi terminando de recoger las últimas prendas de su cachorro, y tomándolo para salir de la tienda por fin.

El leoncito dió un rugidito que provocó que el gato corriera despavorido hacia su madre. Los dueños de la tienda comenzaron a reír. Era la primera vez que ese orgulloso niño se asustaba así, y era muy divertido ver su pelaje erizado.

 Era la primera vez que ese orgulloso niño se asustaba así, y era muy divertido ver su pelaje erizado

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-¡Emma!- gritó el niño corriendo desnudo hacia Wakasa.

-¡No me llamó así!- gruñó recibiendo las prendas del infante por parte de Takemichi para vestirlo.

Sonny reía mientras Wakasa le colocaba su ropa, pero negándose a llamarlo por su nombre o algo similar. El niño se abrazó al omega mayor y rió más fuerte cuando fue tomado de su tobillo y levantado desde allí para ser paseado por la sala de cabeza.

Takemichi se apresuró en buscar a Emma, pero no la encontró. Shinichiro, quien trataba de cortar un tomate, le explicó que la chica había salido después de que el amigo de Manjiro hubiese llegado a la casa por ella.

-¿El amigo de Manjiro?- preguntó dejando las compras sobre la mesa.

-El sujeto alto de la trenza- dijo concentrado en no rebanarse un dedo-. Le dije que fuera con él, y que yo me encargaba del almuerzo.

Takemichi sintió como su estómago dolía imaginando la peculiaridad culinaria que Shinichiro prepararía ese día.

El único que disfrutaba de la comida preparada por el alfa era Sonny, quien comía acelerado con su cucharita el extraño guiso dentro de su plato. Takemichi y Wakasa miraban el contenido de su plato y se daban ánimos mentalmente para sobrevivir a tal monstruosidad. El niño extendió su plato hacia Shinichiro pidiéndole una porción más de tan exquisito manjar de dioses.

Takemichi se echó un poco del guiso en la boca y sintió ganas de vomitar casi de inmediato. Se confió en el gusto de su cachorro y terminó con dolor estomacal.

-¿Qué huele tan mal?- preguntó Manjiro al entrar a la casa.

-¡Papi!- gritó el niño con una emoción indescriptible, levantando sus manos haciendo que la comida en su cuchara fuera directo a los ojos de Shinichiro.

Manjiro se apresuró en cargar al niño y darle una probada a la comida en su mejilla. Un escalofríos recorrió su cuerpo al sentir tan horrible sabor. Takemichi terminó su comida a duras penas mientras Manjiro se encargaba de limpiar el desastre que Sonny había provocado. El rubio mayor le entregó un vaso de agua al verlo tan asqueado.

-¿Por qué lo comiste? Todos sabemos que es veneno- dijo Manjiro acariciando su abdomen luego de que Takemichi se quejara de un horrible dolor estomacal

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-¿Por qué lo comiste? Todos sabemos que es veneno- dijo Manjiro acariciando su abdomen luego de que Takemichi se quejara de un horrible dolor estomacal.

-No quise ser grosero- respondió aún con ganas de vomitar, mientras Sonny jugaba a su lado con un par de peluches de león-. Tiene tu estómago.

Mikey rió inclinándose para dejar un beso en su abdomen antes de bajar su camiseta. El omega le preguntó cómo había estado su día en el trabajo. Manjiro le contó las grandes hazañas que había hecho batallando con la máquina con la que se estaba imprimiendo los periódicos. Takemichi bostezó y rió cuando Sonny metió uno de sus peluche dentro de su boca. Y de pronto todo fue vómito.

Huellas [Tokyo Revengers] [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora