Jaula

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Puso sus manos sobre el cristal admirando al animal encerrado dentro de la jaula. Dió unos pequeños golpes para llamar su atención y sonrió cuando la mirada azul del zorrito conectó con la suya, pero el animalito volvió a recostar la cabeza entre sus patas.

—Hermano, él es como nosotros— dijo el niño estirando su mano para alcanzar la del chico alto junto a él—. ¿No podemos sacarlo de ahí?

—Podrían descubrirnos— susurró mirando con tristeza al zorrito dentro de la jaula—. Por eso debes ser cauteloso, Manjiro.

El niño rubio dió unos golpecitos más al cristal. El cánido se levantó y caminó hasta quedar frente a él, apoyando la cabeza contra el vidrio. Manjiro sintió verdadera lástima por él. Agradecía tener a su hermano para protegerlo y evitar que fueran capturados tal como le había pasado al niño dentro de la prisión de cristal donde lo exhibían cómo una de las atracciones principales del pueblo. Otros niños comenzaron a golpear el cristal con insistencia perturbando al animal dentro, quien parecía completamente desorientado por el incesante ruido.

—Es un fenómeno— dijo uno de los niños riéndose a carcajadas.

Manjiro sintió su sangre hervir por las burlas de los niños. Su hermano Shinichiro logró sacarlo de ahí antes de que ocurriera una verdadera tragedia.

—Por favor, no te transformes— decía corriendo con el niño en sus brazos cubierto por su chamarra.

Agradeció que al llegar a su casa nadie hubiese visto al cachorro de león en sus brazos, que daba pequeños rugidos por el enfado que sentía. Shinichiro lo dejó en la sala y lo vio saltar sobre el sofá para desquitarse con una almohada. Al parecer Manjiro estaba muy molesto por lo ocurrido antes.

—¡No es justo!— gritó volviendo a su forma humana—. ¡No somos fenómenos!

—Claro que no lo somos— susurró abrazándolo para calmarlo—. Sólo somos diferentes.

Manjiro aún sentía mucha ira y allí le prometió a su hermano que un día liberaría al niño de la jaula de cristal para demostrarle que no había nada mal con él.

Manjiro aún sentía mucha ira y allí le prometió a su hermano que un día liberaría al niño de la jaula de cristal para demostrarle que no había nada mal con él

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Manjiro dió cuatro golpes al cristal haciendo que el zorro se levantara y se acercara trotando. El animal se acarició contra el vidrio y luego se sacudió de manera graciosa haciendo reír al chico rubio.

—¿Me extrañaste, bonito?— dijo sacando unas llaves de su bolsillo para abrir la jaula y poder entrar en su interior llevando consigo una gran caja—. Conseguí esto para ti... Podrás estar más cómodo aqui dentro.

El zorro se sentó junto a la caja expectante. Cambió a su forma humana dejando ver a un chico de alborotado cabello negro y delgada figura.

—¿Mío?— preguntó tomando la caja entre sus manos.

—Tuyo— respondió sentándose cerca de él.

El chico abrió la caja con emoción sacando de su interior un cojín de tela peluda lo suficientemente grande para poder dormir sobre él en su forma animal.

Huellas [Tokyo Revengers] [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora