Huellas [Tokyo Revengers] [omegaverse]

Orejudos

La gente volteaba a mirarlos cuando paseaban por el centro del pueblo. Era claro que no pertenecían allí, pero su mera presencia generaba curiosidad en los pobladores de aquella localidad.

—Más admiradores— dijo el más bajo de los chicos haciendo reír travieso a su acompañante.

—El carisma nos brota por los poros— bromeó deteniéndose a mirar las vitrinas de un local. Estaban buscando un lugar adecuado para poder comer y continuar con su viaje.

Entraron al restaurante pues el aroma de la comida los atrajo. El lugar parecía muy acogedor y agradable por lo que decidieron quedarse allí, y con mayor razón cuando vieron que vendían alcohol. Ambos sonrieron con interés al ver a dos jóvenes tomando las órdenes de otros comensales.

—Premio doble— dijo el más alto echándose hacia atrás en su silla admirando aún mejor al par de chicos idénticos.

—No les eches demasiado el ojo— comentó el más bajo volviendo a su expresión de aburrimiento, esperando a ser atendidos—. Recuerda que estamos de paso por aquí.

La atención de todos se centro en los gemelos y en un grupo de borrachos cuando iniciaron una fuerte discusión. El ambiente se puso más tenso en el momento en que los hombres ebrios se pusieron de pie con la intención de intimidar al par de hermanos. Los extranjeros se levantaron de sus asientos de manera escandalosa para captar la atención de todos.

—No se metan en esto, cabrones— amenazó uno de los gemelos con una sonrisa sádica mientras tronaba sus dedos—. Sino también tendré que golpearlos.

Los gemelos no tuvieron muchas dificultades para sacar del restaurante a los borrachos alborotadores dejando realmente sorprendidos a los presentes, especialmente al dúo recién llegados.

—Ahora si tienen toda mi atención, hermano— dijo viéndolos disculparse con algunos comensales por las molestias ocasionadas.

Los gemelos estaban pensando en espantar a los dos chicos que se habían dedicado a observarlos descaradamente desde que habían llegado al restaurante, pero si seguían pidiendo comida y bebidas alcohólicas no podían hacerlo pues eso incrementaría su paga.

—Por favor, deben retirarse. Estamos prontos a cerrar— dijo uno de ellos con expresión molesta, pero un tono de voz amable.

Los chicos suspiraron dejando sobre la mesa una buena cantidad de dinero. Los gemelos agradecieron, sin embargo los detuvieron para entregarles el cambio.

—Guárdenlo— dijo el más alto mirándolos por sobre su hombro antes de salir por la puerta.

El otro chico los observó en silencio antes de seguir a su hermano. La actitud de ambos era simplemente rara.

—Con esto pagaremos la cena de hoy y nos sobrará para comprar algo de comer para mañana— dijo uno de los gemelos con una gran sonrisa—. Apresúrate en cambiarte y vamos por esas liebres que vimos en el local de enfrente.