Gatito

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Seishu llevó los fideos a su boca luego de haber esperado todo el día para poder hacerlo. Había sido una jornada laboral agotadora y lo único que se deseaba era poder sentarse a cenar en paz y armonía a disfrutar de la comida que preparó con gran esmero.

—¡Debes comer verduras!— gruñó el niño pequeño a su lado golpeando la mesa con ambas manos.

—¡No quiero!— contestó de vuelta Kokonoi frente a su hijo cruzándose de brazos.

Inui estaba seguro que ese tipo de discusión siempre era al revés, pero quién era él para debatirlo. Masticó divertido de ver la discusión entre un niño de cinco años contra un adulto de veinte años mayor, pero que compartían el mismo carácter.

—¡Papá, mamá no quiere comer verduras!— acusó el niño apuntando a Hajime quien le sacó la lengua de manera infantil.

—Koko— dijo Seishu con voz cansada, pero aquello sólo provocó que recibiera un golpe en el rostro con una servilleta sucia—. Lo intenté, Kiki.

El niño se cruzó de brazos en un adorable mohín y luego empezó a hacer pucheros para terminar estallando en un insoportable llanto. Hajime a regañadientes tuvo que comerse las desagradables verduras para que el niño dejara de hacer berrinche.

Seishu consolaba al pequeño, quien intentaba explicarle entre sollozos e hipidos la razón de su llanto, fracasando y provocando que llorara más fuerte por la frustración de que su padre no le entendiese.

Hajime cargó al niño para calmarlo, contándole algunas historias graciosas hasta conseguir que sólo quedará el hipo.

—Si no comes verduras...mi hermanito no crecerá— dijo abrazado al cuello del omega.

—¿Qué hermanito?— preguntó divertido acariciando su espaldita.

—Sonny dijo que los bebés nacen cuando los papis se quieren mucho— comentó ya somnoliento—. Ustedes se quieren mucho ¿Verdad?

Seishu tuvo su momento de cargar a su pequeño hijo cuando ya el sueño le ganó. Hajime comenzó a reír en voz baja debido a la ingenuidad e inocencia de su cachorro. Le advirtió al alfa que no se hiciera ideas erróneas sobre un nuevo bebé, pues aún no se sentía preparado para tener a un bebé y un consentido niño en casa. Seishu asintió llevando a Kyome a la cama.

Seishu levantó a Kyoma del suelo cuando cayó frente a él mientras corría por el parque persiguiendo y huyendo de otros niños

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Seishu levantó a Kyoma del suelo cuando cayó frente a él mientras corría por el parque persiguiendo y huyendo de otros niños. El cachorro limpió su ropa a pesar de que le doliera sus manos y rodillas por la caída.

—¿Estás bien?— preguntó Seishu agachándose para quedar a su altura.

El niño asintió mostrándole sus manos diciéndole que sólo le dolía "un poquito". El alfa limpió las palmas del niño y le aseguró que estaban bien y que podía seguir jugando. El pequeño asintió volviendo a unirse al juego con los demás niños.

Huellas [Tokyo Revengers] [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora