Dolorosa pérdida

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La tensión era palpable en la sala. La anciana suspiró golpeando la cabeza de Kazutora y Keisuke con un periódico enrollado.

—Terminen ya con ese espectáculo—gruñó la mujer muy encabronada—. Están lo suficientemente mayores como para estar peleando de esa manera. No los crié para se comporten de así.

Los dos chicos no dijeron nada, sólo siguieron ignorándose cómo venían haciéndolo desde hacía un par de semanas. Todo había comenzado el día en que Keisuke regresó junto al rubio a la casa donde le esperaban la anciana y Kazutora. Chifuyu se acercó a este último y lo besó en los labios tal como lo había hecho con Keisuke unos minutos atrás. Ambos alcanzaron a detenerlo cuando se acercó a la mujer con la misma intención. Ahí comprendieron que un beso significaba para él cariño y afecto.

—Estoy en casa— dijo Chifuyu cerrando la puerta luego de entrar al hogar cargando un par de conejos y mostrándoselos con orgullo—. No son robados.

Keisuke le gruñó a Kazutora al pasar por su lado para ayudarle al menor con los conejos. Pero su amigo no se dejaría intimidar por algo así. Chifuyu no entendía porqué el par de chicos actuaban tan raro recientemente.

—Me los obsequiaron—.

Hubo un silencio incómodo.

—¿Quién?— preguntó Kazutora con cara de desagrado.

—Uno el señor de la tienda y el otro el sujeto que cuida de la bodega—dijo pensativo.

A los dos alfas se les desfiguró el rostro al escucharlo. Desde que Chifuyu se había involucrado en las cazas para proveer de alimento al pueblo, varios otros alfas habían demostrado interés en él, a pesar de ser un "maldito". Al parecer no era un problema cuando se trataba de un omega, y menos si era tan carismático y adorable como Chifuyu.

—Tú vas por el de la bodega y yo por el de la tienda— dijo Keisuke pasándole un cuchillo a Kazutora.

La anciana comenzó a reír diciéndoles que no tenían remedio.

La anciana comenzó a reír diciéndoles que no tenían remedio

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Chifuyu supo que algo no iba bien con la mujer. La anciana se veía más cansada de lo normal, pero extrañamente tranquila. Y ella sabía que el omega se había dado cuenta.

—Sé lo que está rondando por esa cabecita tan terca que tienes— dijo ella después de aceptar que Chifuyu la acompañara a su cuarto.

Keisuke y Kazutora habían salido para ir a amedrentar a quienes se habían atrevido a coquetear con Chifuyu, por lo que en la casa estaba la anciana y él.

—Ellos llegaron a mi vida cuando lo perdí todo—comentó con voz cansada, pero con una expresión tranquila, mientras era arropada por el omega—Mi compañero había fallecido, y yo estaba esperando a morir en aquel bosque. Pero fue cuando los encontré.

Chifuyu sujetó una de las manos de la mujer que temblaban ligeramente. Le regaló una sonrisa cuando la anciana acarició su mejilla con mucho cariño.

Huellas [Tokyo Revengers] [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora