Intento tras intento

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Hakkai agitaba su cola dando golpecitos sonoros sobre la cama, mientras observaba con fascinación a Mitsuya dormir.

—Es mi día de descanso... déjame dormir hasta tarde— se quejó dándose la vuelta para darle la espalda.

El lobo gimoteó arrastrándose por la cama hasta quedar recostado bajo el brazo del mayor. Estiró su lengua para lamer su mentón hasta que consiguió lo que quería. Mitsuya pateó las sábanas con enfado para poder colocarse de pie con pereza. Fue hasta la cocina y sacó un gran trozo de jamón que se lo lanzó al lobo, quien saltó para agarrarlo en el aire.

—¿Satisfecho?— preguntó lavandose las manos con la idea de regresar a la cama.

Hakkai lo agarró de la tela de su pantalón y comenzó a jalar de ella para evitar que siguiese avanzando.

—¡Ya, déjame!— gruñía el omega tratando de que lo soltara para ir a descansar.

El lobo seguía tirando de su pantalón hasta que logró bajárselo. Mitsuya completamente avergonzado volvió a subirlo, ofreciéndole darle un puñetazo en la nariz si volvía a dejarle al desnudo. Hakkai saltaba y se metía entre sus piernas a medida que caminaba, lo que sólo provocaba que el mayor se enfadara aún más.

—¡Vendrá en la tarde!— gritó ya cuando su paciencia se vio agotada—. ¡Yo mismo le dije que viniera en la jodida tarde para poder dormir hasta más tarde!

El animal se sentó frente a él, dejando caer sus orejas y agachando su cabeza, demostrando que estaba arrepentido de causar su enfado. Mitsuya bufó tirándose a la cama otra vez. El lobo se subió también y se recostó a su lado lo más apegado que pudiese a él.

—No se porqué estás tan ansioso... Ya sabemos qué nos dirá el médico— dijo cerrando sus ojos para intentar conciliar el sueño una vez más—. Será lo mismo que las otras cinco veces.

—Tal vez ésta si sea la vencida— dijo Hakkai acariciando su mejilla.

—Te dije— dijo Mitsuya mientras se despedía con la mano del médico que lo había revisado anteriormente

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—Te dije— dijo Mitsuya mientras se despedía con la mano del médico que lo había revisado anteriormente.

El lobo parecía descontento. El animal estaba echado en el sofá con las orejas pegadas a la cabeza y resoplando constantemente por la nariz.

Mitsuya se dirigió a la cocina por algo de comer y un trozo del caro jamón que había recibido como regalo de parte de una clienta que quedó encantada con uno de sus vestidos.

El lobo ignoró el jamón junto a él hasta que no pudo más el fabuloso aroma que desprendía. Por supuesto que lo comió, pero con una actitud infantil.

Mitsuya rodó los ojos antes de dirigirse a su pequeño estudio para avanzar algo de su trabajo para el día siguiente. Allí el lobo llegó con un juguete que el mayor le había regalado para cuando estuviese aburrido. El chillido de la pelota lo estaba volviendo loco, pero sabía que era parte del plan de Hakkai para sacarlo quicio. No caería tan fácil.

Huellas [Tokyo Revengers] [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora