XVI

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            Salgo lo más rápido que puedo de la casa de Liv, si me quedo un momento más no voy a poder contenerme de besar esos gruesos labios que me llaman cada vez que la veo

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            Salgo lo más rápido que puedo de la casa de Liv, si me quedo un momento más no voy a poder contenerme de besar esos gruesos labios que me llaman cada vez que la veo. Joder, una noche más durmiendo en la misma cama que Olivia, tenerla entre mis brazos debería de estar realmente prohibido. Sus torneadas piernas enredadas en las mías, su cabeza apoyada en mi pecho, su mano justo donde está mi corazón, seguramente sintiendo lo rápido que late.

¿Es posible sentirme de esta forma con una mujer que casi no conozco? Sé que es mi Liv, esa niña que siempre intenté cuidar, la que siempre me apoyó, la única parte feliz de mi infancia. Pero lo que siento cada vez que la veo, no es meramente cariño de amigos, cada vez que la veo solo pienso en encerrarla y no permitir que ningún hombre la vea, tenerla siempre conmigo y para mí, no compartirla con absolutamente nadie. No sé de dónde salen todos esos pensamientos primitivos, pero es lo que siento cada vez que la veo. Besar esos gruesos labios debe ser el mismísimo cielo, recorrer su piel de porcelana con mis manos tiene que ser la séptima maravilla del mundo. Necesito tenerla, pero sé que ella solo me ve como un amigo, como su superhéroe, como su Hunty. Aprieto más el acelerador cuando ese desgarrador pensamiento llega a mí, ¿podrá ser mía alguna vez? Tiene que ser mía.

Cuando llego al club, estaciono mi moto, y con un suspiro cargado de frustración dejo mi casco en la moto y camino hacia la casa.

-¡Presi! – me grita Izan, antes de entrar, miro hacia el techo del taller, allí se encuentra, sentado con sus piernas colgando. A ese lugar solemos ir cuando queremos estar tranquilos. No dudo en subirme rápidamente y sentarme a su lado.

-¿Pasó algo? – le pregunto apoyando una mano en su hombro.

-Nada – niega con su cabeza y yo asiento, ambos nos quedamos callados - ¿Pasó algo con Oli? – me pregunta luego de unos minutos en un cómodo silencio, yo solo bufo.

-Nada.

-Durmieron juntos, nuevamente, ¿y no la tocaste? – Gruño en respuesta y él suelta un silbido - ¿Qué es lo que te frena a dar un paso con ella? ¿Por qué no la haces tú VD?

-¿Fumaste? – Gruño – Somos lo suficientemente diferentes para saber que no puedo hacerla mi VD, ella pertenece a la elite de la ciudad y yo...

-Si a Olivia realmente le interesara eso, no estaría tan interesada en venir al club, en compartir con nosotros, en presentarnos a su familia.

-Lo hace porque es mi amiga, por todo lo que pasamos en el pasado.

-¡Oh por favor! ¿Entonces no le pedís que sea tu VD por las diferencias sociales o porque no tienes los huevos suficientemente puestos para que te rechace? – Siento mi sangre hervir, y si no se tratara de mi VP, de mi hermano, ya estaría en el suelo y con mis puños en su cara.

-No vuelvas a decirme eso – digo en un tono peligrosamente bajo.

-Quiero que seas feliz, porque te lo mereces. Te mereces a alguien como Oli, de la misma forma que ella se merece a un hombre como tú. No seas imbécil, ¿qué va a pasar cuando el día de mañana te cuente que esté con otro hombre?

(Re)encontrándonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora