XXXVI

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            Siento un fuerte olor y abro mis ojos desorientada, lo primero que veo es el rostro preocupado de mi papá Alexander, veo su boca moverse pero me cuesta entender que dice, no entiendo qué está pasando a mi alrededor hasta que la realiza...

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            Siento un fuerte olor y abro mis ojos desorientada, lo primero que veo es el rostro preocupado de mi papá Alexander, veo su boca moverse pero me cuesta entender que dice, no entiendo qué está pasando a mi alrededor hasta que la realización llega a mí. Rodríguez, mi desmayo, mi bebé. Llevo inconscientemente mis manos a mi vientre y miro con ojos desesperados a papá.

-¿Qué pasó? ¿Me golpeé?

-Te desmayaste cariño, Lowell no llegó a atraparte, solo logró que no te golpees la cabeza – me informa y yo asiento con mi cabeza, mientras el miedo inunda mi ser.

-¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué te hizo ese hijo de puta? Lo hice sacar con los guardias, no va a volver a pisar esta empresa.

-¿Qué hora es? – le pregunto sin responder a lo que me dice.

-Faltan quince para las cuatro cariño – me dice frunciendo su ceño, yo intento levantarme, pero él no me deja – necesitas reposar un poco cielo.

-Papá necesito irme, a las cuatro y media tengo que estar en otro lugar.

-Le pediré a Susana que cancele – dice Lowell y mientras papá me ayuda a sentarme lo veo irse de mi despacho.

-Papá donde tengo que estar es en el médico – le digo y él me mira, su rostro cargado de amargura y preocupación.

-¿Te has estado sintiendo mal? ¿Hija que tienes?

-Creo que estoy embarazada papá – susurro, el rostro de mi padre pierde todo tipo de color y lleva una mano a su pecho, yo apoyo una mano en su hombro, preocupada, siento como si le estuviera dando un infarto.

-¿Embarazada? – dice con un hilito de voz.

-Me hice un test y dio positivo, tengo hora con mi ginecólogo para confirmarlo.

-Ósea que Hunter no solo rompió tu corazoncito, ¿sino que te embarazó? ¡Voy a matar al motero! – dice parándose rápidamente, y yo muerdo mi labio para no reír.

-¿Llamas a papá y me acompañan? – le pregunto parándome lentamente.

-Tu padre va a enloquecer.

-Ya va a empezar a comprarle cositas – digo sonriendo mientras acaricio mi plano vientre.

-Vamos, no quiero que pierdas el turno, luego hablamos con más tranquilidad – dice mientras toma todas mis cosas, para después abrazarme por los hombros – dejaremos tu auto acá, después mandaremos a los mellizos por él, y hoy te quedarás en casa, quiero vigilarte de cerca, te desmayaste – yo solo asiento con una sonrisa mientras me dejo arrullar por los brazos amorosos de mi padre, como cuando era una pequeña niña – Cancela todas las citas de mi niña, y por favor llama a mi secretaria para que cancele las mías – le pide a Susana.

(Re)encontrándonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora