Preocupada, preocupada y enojada, así me siento. Hace diez días se fue Hunter, y hace cinco que no tengo noticias de él. Hablé con Sky y me asegura que los chicos están bien, que Anne la ha mantenido al tanto, pero que seguramente Hunter no me escribe porque todos los chicos están muy ocupados. Pero yo no me creo eso, un mensaje avisándome que está bien solo le lleva cinco minutos, o Sky me está ocultando algo y Hunter no está bien o... Odio pensar en la otra posibilidad, porque significa que Hunter no me quiere tanto como me dijo, y significa que está con otra mujer.
Suspiro intentando concentrarme en mi trabajo, estos días se me ha dificultado horrores, pero por suerte, mi amada secretaria me ha estado ayudando muchísimo. Termino de firmar lo último que tenía para hacer hoy, y justo en ese momento la puerta de mi despacho se abre, dejándome ver a Lowell, Samuel y Maggie.
-Buenas, buenas – saluda una muy alegre Maggie mientras pasa y se acerca a mí para besar mi mejilla - ¿Terminaste?
-Hola chicos, ¿qué hacen acá? – Pregunto frunciendo mi ceño – Acabo de terminar – suspiro mientras guardo unos papeles dentro de una carpeta.
-Vinimos a visitarte – dice Lowell sentándose en una de las sillas frente a mi escritorio, la otra es ocupada por Samuel y en sus piernas Maggie, y yo frunzo mi ceño con desconfianza.
-Estábamos pensando en hacer una salida los cuatro juntos, como en los viejos tiempos – me dice Samuel.
-¿Y Samantha? – le pregunto a Lowell.
-Solo los cuatro Oli – me confirma él y yo frunzo aún más mi ceño.
-¿Por qué?
-Porque es una intervención para que dejes ese estado de depresión – me dice Samuel y yo bufo.
-Yo no estoy deprimida – aseguro y los tres me miran elevando una ceja, por lo que vuelvo a bufar – Estoy enojada, frustrada y preocupada, pero no deprimida – digo con toda la dignidad que puedo juntar. Escucho a Lowell suspirar suavemente y pasar una mano por su pelo, para después carraspear.
-¿Por qué no vas al club de los moteros? Tal vez ellos pueden ayudarte a entender un poco más la ausencia de Hunter y tranquilizarte, al menos para que dejes de estar preocupada – me aconseja Lowell y yo lo miro fijo a los ojos, para después asentir con mi cabeza.
-Eso mismo voy a hacer – digo levantándome de mi asiento.
-¿Y nuestra salida de los cuatro? – Pregunta Samuel.
-¿Podemos hacerla mañana? – pregunto apenada, Lowell y Maggie asienten con su cabeza, mientras Samuel solo estrecha sus ojos en mi dirección.
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(Re)encontrándonos
RomanceUna vieja amistad, 17 años sin verse, un reencuentro inesperado. Sus vidas habían cambiado, ya no eran aquellos chiquillos de ocho y diez años, ya no se dejaban humillar por nadie, ya habían madurado y encontrado su camino. ¿Pero qué pasa cuando s...