XLI

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            Hoy por fin volvería a trabajar, sin lugar a dudas yo no estoy hecha para estar sin hacer nada, me había aburrido mortalmente en esta semana, aún si mi familia, Izan, Sky y sobre todo Hunter me acompañaron en todo momento

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            Hoy por fin volvería a trabajar, sin lugar a dudas yo no estoy hecha para estar sin hacer nada, me había aburrido mortalmente en esta semana, aún si mi familia, Izan, Sky y sobre todo Hunter me acompañaron en todo momento. Necesitaba ocupar mi mente en algo, y nada mejor que en el trabajo.

Había sido un trabajo realmente complicado convencer a todos de que estaba pronta para volver, y sé perfectamente que no me van a dejar mucho en paz, pero no me importa, al menos puedo ir a trabajar. Hunter en la mañana temprano se encontraba en casa de mis padres para desayunar juntos, como cada mañana, y traerme a trabajar, a pesar de mi insistencia en que no era necesario, yo puedo manejar perfectamente.

-Buenos días Susana – saludo con una sonrisa radiante.

-Buenos días señorita – pongo mis ojos en blanco e ingreso a mi despacho, donde me espera Samuel y Maggie, que claramente hace que me lleve el susto de mi vida.

-¡Joder chicos! – les gruño.

-Hola primita, ¿cómo estás? – me dice él con una sonrisa irónica, yo frunzo mi ceño mientras dejo mis cosas y me siento en mi silla.

-¿Qué te sucede?

-Eso mismo es lo que quiero saber – dice cruzado de brazos – porque no me como una mierda que tu desmayo fue por estrés, te dieron una semana de baja por salud y ¡esa semana te quedaste en lo de los tíos! ¿Me puedes decir qué es lo que realmente sucede?
-Directo al grano, ¿no? – Él me gruñó alguna grosería y yo suspiré – Okey, les voy a decir – le digo y me regaño a mí misma, le pedí a Hunter que no dijera nada y acá estoy yo, por contarle a dos personas más – Estoy embarazada.

-Ah era eso – dice Samuel restándole importancia, mientras Maggie grita y se acerca a mí para abrazarme con fuerzas – Esperen, ¿Dijiste embarazada?

-¡Amiga! – Me dice feliz Maggie - ¡Voy a ser la madrina! – y lo afirma, no lo pregunta en ningún momento, lo que me hace reír.

-¿Vas a ser mamá? – pregunta Samuel cerca de nosotras dos, yo solo asiento con mis ojos llenos de lágrimas y una sonrisa. Él me separa de su mujer y me abraza con fuerza – Crecen tan rápido los niños – susurra y yo río.

-No quiero que nadie se entere por ahora – les advierto – Quiero esperar a cumplir los tres meses de embarazo.

-Espera – me dice Maggie con su cara cargada de preocupación - ¿Están bien? La semana pasada te desmayaste, y después de eso tuviste una semana de reposo, ¿deberías estar acá?

-Estamos bien – digo sentándome en mi silla y acariciando suavemente mi vientre – Me mandaron una semana para bajar mi estrés, aunque todos sabemos que el trabajo es lo que menos me tiene estresada – digo poniendo mis ojos en blanco.

(Re)encontrándonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora