XVIII

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            Lo que acababa de pasar aún se repite una y otra vez en mi mente

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            Lo que acababa de pasar aún se repite una y otra vez en mi mente. Sobre todo cuando Hunter le grito a ese chico "no vuelvas en tu puta vida llamar así a mi mujer". Mi mujer, esas dos palabras se repetían una y otra vez en mi mente, quería preguntarle tantas cosas a Hunter, pero por lo pronto me conformaría con curarlo.

-Siéntate – le digo señalándole la cama y él lo hace sin decir nada - ¿Dónde hay un botiquín?

-No necesito un botiquín, estoy bien – dice con sus dientes apretados, yo me cruzo de brazos y lo miro con una ceja alzada – En el baño – gruñe y yo me giro para adentrarme en el baño.

Luego de rebuscar, entre todas las cosas, encuentro el bendito botiquín, y vuelvo hacia dónde Hunter me espera muy impacientemente, puedo ver como su pierna sube y baja, y como sus puños están realmente apretados. Yo me arrodillo entre sus piernas y tomo una de sus manos, le dejo una suave caricia y él enseguida las abre.

-No debiste actuar así, se supone que el impulsivo es Izan – lo regaño mientras miro su mano llena de sangre, odio verlo lastimado, y por muy mal que suene, deseo que esa sangre sea de ese infeliz y no de Hunter.

-No iba a dejar que se sobrepase contigo.

-Con solo alejarlo estoy segura que era suficiente, eres el presidente de este club y todo el mundo te respeta – le digo con obviedad mientras humedezco un algodón con alcohol.

-Te estaba acosando – gruñe mientras cierra su mano nuevamente en un puño.

-Deja tu mano estirada, te va a arder – le advierto y paso el algodón limpiando toda la zona, él no hace ni una sola mueca en el proceso – Gracias por defenderme, pero odio que estés lastimado por mi culpa.

-No es por tu culpa, y siempre voy a defenderte, de todo y de todos – me asegura tomándome por el mentón para que pueda verlo a los ojos, ambos nos quedamos mirando a los ojos, siento como mi boca se seca y saco mi lengua para humedecer mis labios, noto como Hunter sigue con su mirada mi movimiento.

-Dijiste – digo en un susurro, carraspeo para acomodar un poco mi voz – Dijiste que soy tu mujer – veo como tensa sus músculos y me maldigo por haber dicho eso, no era el maldito momento Olivia. Sin ganas de que él rompa con nuestra cercanía, llevo una de mis manos a su mejilla sana y dejo una suave caricia, para después acortar nuestra distancia y unir nuestros labios en un tímido beso, él demora en reaccionar, y cuando estoy a punto de alejarme, él lleva una mano a mi cintura y otra a mi nuca, para acercarme aún más a él, abre su boca respondiéndome el beso, y enseguida nuestras lenguas se encuentran en una guerra sin fin.

Sin separarnos, Hunter me toma entre sus brazos y hace que me siente en sus piernas, en una posición más cómoda para los dos.

-Joder Liv – murmura entre besos y yo me siento en el mismísimo cielo.

(Re)encontrándonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora