XLIII

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            Una hermana, tengo una hermana que no conozco, que mi madre nos negó el derecho a conocer, a criar, a proteger, a hacerla feliz, a compartir con ella una vida

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            Una hermana, tengo una hermana que no conozco, que mi madre nos negó el derecho a conocer, a criar, a proteger, a hacerla feliz, a compartir con ella una vida. La odio, la odio con todo mi ser en este momento, ¿es que no pensó en esa pequeña bebé que crecería sin amor? Yo podría haberle dado todo el amor que mi madre le negó, Izan y Patrick también. ¿Cómo no nos dimos cuenta? ¿Cómo hizo para ocultar su panza?

Hermanita, ¿Dónde estarás?

Acelero con rabia hasta el trabajo de Olivia, necesito contarle todo, necesito estar entre sus brazos, necesito que me ayude a no perder la jodida cabeza, porque la estoy perdiendo, la estoy perdiendo al pensar en qué fue de esa pequeña, sola, sin nadie que la quiera. ¿Y si tuvo el mismo destino que Harper? Aprieto los dientes con rabia, sería capaz de ir al mismísimo infierno para matar a los desgraciados que hayan dañado a mi pequeña hermana.

¿Seremos capaces de encontrarla? ¿Nos querrá? Porque yo ya siento que la quiero, aún sin conocerla. ¿Querrá conocernos? Porque entendería perfectamente que nos guarde rencor, 19 años después de su nacimiento es que estamos yendo por ella.

Cuando ingreso a la empresa saludo a la chica de la recepción y subo rápidamente, ya me conocen por acá y saben que puedo pasar. Cuando llego a su piso, saludo a Susana, y después de confirmar que no está en ninguna reunión paso sin tocar la puerta.

-Hunter – dice llevándose su mano al corazón, seguramente la debo haber asustado - ¿Qué haces aquí? Te he dicho que estoy bien, estamos bien – me asegura con su ceño fruncido, pero yo no digo nada, solo camino con pasos largos hasta llegar a ella, me arrodillo a su lado, y después de girar la silla para tenerla enfrentada a mí, la abrazo, la abrazo con fuerzas, intentando fundirme en ella, intentando encontrar la calma que mi mente necesita.

A Olivia le cuesta reaccionar, pero cuando lo hace, no duda en envolver mi cuerpo con sus pequeños brazos, mientras me deja dulces caricias en la espalda, y yo suspiro, porque esto es justo lo que necesitaba.

-¿Qué pasó Hunty? – me susurra sin dejar sus caricias, pero yo no le contesto. No puedo hablar, siento que si hablo exploto, y no sé si va a ser llorando como un niño pequeño o arrasando con la oficina de Olivia, por eso solo me quedo entre sus brazos, sin decir una sola palabra - ¿Estás bien? ¿Los hermanos están bien? – mi corazón se encoje al escuchar su preocupación, y quiero sonreír porque ella se preocupa por nuestros hermanos. Suspiro, separándome de sus brazos, porque no puedo preocuparla, ella no puede estar estresada, carga a nuestro pequeño.

-Está todo bien Liv – le aseguro, aunque nada está bien en este momento.

-Hunty – me dice tomándome por las mejillas, obligándome a mirarla - ¿Qué sucede? No estás bien – me asegura mientras deja suave caricias en mi mejillas, que hacen que cierre mis ojos para disfrutarlas.

(Re)encontrándonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora