[Cinco días antes]
Estoy realmente agotado, hemos pasado cinco días encerrados planeando como entrar en la madriguera de los putos Calaveras, hemos planificado cada paso, cada cosa que puede salir mal, pero aún nos faltan detalles y yo estoy realmente frustrado. Extraño a mi mujer, extraño su cuerpo, extraño enterrarme en ella, extraño su voz, su risa. Joder, estoy hecho un puto marica, y tengo demasiada necesidad de ella, la extraño cada puto jodido día y me pone de demasiado mal humor no poder hablar con ella. No reunimos a primera hora de la mañana y siempre terminamos a última hora, imposible hablar con ella, no quiero perturbar su tranquilidad, y por eso no la he llamado.
-Hunter – me gruñe Theo, el presidente de los Kings of Hell – si quieres volver a tu club, más vale tengas tu puta cabeza acá.
-Déjalo, debe estar teniendo el síndrome de pelotas azules, nunca pasó tantos días sin follar – se burla Cayden y yo gruño mientras le enseño mi dedo mayor.
-¿Ninguno de mis culos dulces te gustan? – pregunta extrañado Theo.
-Tiene un coño en casa – dice Asher riendo.
-No hables así de ella – le gruño a Asher, mi humor ha sido pésimo estos días – Tengo una mujer que me espera en casa – aseguro.
-No sabía que habías entregado tu parche – me dice el VP de los Kings, Ethan.
-Aún no, pero planeo hacerlo ni bien volvamos. Entonces, ¿cuándo vamos a atacarlos? – pregunto, llevando nuevamente la conversación al tema que nos compete.
Y nos pasamos las próximas horas afinando los últimos detalles, mañana mismo sería nuestro ataque, mañana le demostraríamos a los Calaveras de qué estamos hechos, y recuperaríamos a Nina, la VD de Theo, a quien secuestraron justo el día en que yo hice mi viaje hasta acá, eso hizo que adelantemos todo, y que mañana mismo ataquemos.
Sabemos dónde tienen a Nina, y hacia allí nos dirigimos, Theo había puesto un rastreador en el anillo de casados de Nina, muy inteligente de su parte, eso nos permitió encontrarla. Dejamos nuestras motos a 300 metros de la fábrica abandonada donde la tienen, y desde allí caminamos en completo silencio, camuflándonos en la noche.
Cuando llegamos a una posición dónde podemos ver perfectamente la fábrica, todos nos quedamos quietos, verificando si el plan que tenemos puede llevarse a cabo.
-Hay más guardias que ayer – Susurra dice Ethan, él fue uno de los encargados en vigilar la fábrica.
-Entraremos igual – gruñe Theo.
-Lo haremos – intervengo – pero creo que es mejor que un equipo pequeño entre por detrás – digo señalando una puerta que está custodiada por tres personas – y el resto vaya por la puerta principal, intentando hacer el mayor ruido posible.
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(Re)encontrándonos
RomansaUna vieja amistad, 17 años sin verse, un reencuentro inesperado. Sus vidas habían cambiado, ya no eran aquellos chiquillos de ocho y diez años, ya no se dejaban humillar por nadie, ya habían madurado y encontrado su camino. ¿Pero qué pasa cuando s...