No lograba sentirme bien, me siento extraño. Quizás soy demasiado sentimental, más de lo que imaginé.
Todos sacrificaron algo para salvar sus vidas o salvar a la persona que aman, pero a mí también me sacrificaron, más que eso, me condenaron a vivir en la soledad, me abandonaron.
Mi cuerpo mente y corazón, estaban sufriendo un choque emocional. Papá hablaba, pero escuchaba su voz lejos.
No sentía la mínima emoción al saber que ahora tengo una madre, una hermana, que no murió.
Puedo aceptar lo primero, que las haya salvado, pero lo segundo. Quede en la soledad cuando más lo necesitaba, su acto es un poco egoísta, quizás tuvo miedo de perderla, pero también su hijo sufriría si quedaba solo.
Min Yun-Joo, el padre de Yoon-Gi, fue quien asumió el papel, más que un guarda, a pesar de su carácter fue paternal conmigo, pero también sacrificó al ser un ausente en la vida de su propio hijo.
Por cualquier lado que lo veía, había un poco de egoísmo, donde fui el único sacrificado. . . . .
—Hace algunas horas ninguna de estas cosas se me pasaban por la cabeza. Siempre añoré tener una familia, que mi madre estuviese conmigo al igual que tú, pero eran anhelos, deseos que me motivaron a cambiarlo todo.
—En la casa de al lado te esperan. ¿Estás listo para darle un abrazo a tu madre y hermana? —Hay un tenso silencio
—Lo siento, pero no lo estoy
Al escuchar aquello, todos se miran las caras.
Su padre queda desconcertado—¿Por qué no lo estas?
—Entiende, siempre la creí muerta, te creí muerto, pero resulta que todo es mentira, nunca se fueron. Me siento confundido, no es fácil, de un momento a otro aparece tu padre al que considerabas muerto, diciendo que está vivo, pero sobre todo, que tu madre, aquella que no conoces, de la que no tengo un recuerdo, también lo esta. No es fácil, me dejaste solo—Baja la cabeza—No tienes idea el choque emocional que viví cuando te fuiste.
—Perdón, hijo. Al igual que tú, no pedí ser un Diablo, no pedí esa condena. Estaba entre tantos sentimientos, tuve miedo de perderla, la idea era que todos saliéramos del infierno, no contaba con lo sucedido en el callejón.
