Aquella noche llore y llore, me quedé dormido sobre los pedazos de papeles rotos, me sentí decepcionado de mi mismo, me sentí oscuro, un gran peso aplastaba mis ganas de todo.
Idealice un amor de mentira, un invento de mi mente, algo que jamás tendré. Aspire a un estándar de hombre imposible.
Amaneció, seguía en la pequeña guarida, no tenía ganas de salir. Todo lo que he hecho durante estos años está alentado por un objetivo, sin él, ya nada tiene sentido.
Escucharlo decir que no le importo, es igual a como si hubiese arrancado mi corazón, como, si lo hubieran pateado, encestándolo en un bote de basura
Escuchar aquellas palabras me hizo entrar en razón, caí en cuanta que perdí todos estos años, corriendo una carrera sin final, corriendo detrás de alguien inalcanzable
No sentía deseos de nada, ni siquiera de ir a trabajar, por primera vez no le encontraba sentido a la vida. Desde los siete años estoy obsesionado con esto, fue mi razón de ser, el motivo de cada día.
Apague las luces, apagué mi celular. Me refugié en el silencio, la oscuridad, soledad de mí ahora triste y vacía existencia.
Casi a medio día, mamá llamo a mi habitación.
—¿Hijo, estás todo bien?—Toca con insistencia, pero no hay respuesta, la puerta tiene seguro—Llamo tu jefe. Hace media hora tenías que presentarte a trabajar.
No quería dar explicaciones, no deseaba ver a nadie. Así que escape, metí un poco de ropa en una mochila, salí por la ventana, igual cuando escapaba en las noches, eh iba aquel oscuro callejón con la esperanza de volver a encontrarme con mi Diablo.
Tome el metro sin rumbo, sin un destino, no baje hasta que este llego a la última parada.
Cuando caí en cuenta, estaba en Tánatos, el distrito más importante del infierno después de Hades.
Baje sin saber a donde ir, estaba actuando por instinto, dejándome llevar por mis deseos de nada.
Llegue a un parque, me desplome en el césped. Como llevaba mascarilla, lentes oscuros y gorro, nadie pudo reconocerme, no quería que me vieran.
Ni siquiera pensé en mi familia, en su angustia, en realidad no me importaba.
No sé cuanto tiempo estuve tirado en aquel lugar, perdido en mis pensamientos. Empezó a oscurecer, un hombre de avanzada edad se acercó ofreciéndome ayuda.
