Capítulo 10.

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Punto de vista de Luisita Gómez.

Una semana después.

La última semana ha sido increíblemente tranquila. Me levantaba muy temprano todas las mañanas y me iba al parque a correr mis kilómetros diarios.

Al final me di cuenta de que había echado de menos escuchar al señor Carter preguntando si creía que iba a llover o si iba a hacer sol, así como el "buenos días" del señor Jamie cada vez que pasaba por la puerta.

En cuanto al trabajo, fui varias veces a la tienda de ropa, pero en todas ellas no me encontré con Amelia. Me enteré de que tuvo problemas con algunos proveedores de encajes y telas, y acabó teniendo que salir de la ciudad para solucionarlos.

Sebastián... pues, no habíamos hablado desde nuestra última pelea, y confieso que estar sola en mi piso nunca me había dado tanta paz, lo que me recordó mis primeros años en la universidad, cuando aún estaba soltera.

Buenos tiempos...

Quizá la única novedad de la semana sea el resfriado que he cogido debido, probablemente, a mi baile bajo la lluvia con Amelia. Sin embargo, eso no me importaba lo más mínimo.

Lo haría todo de nuevo.

Era imposible no sonreír al recordar aquella noche. La forma en que se mostró cariñosa conmigo, el interés por saber un poco más de mí, e incluso la elección de los lugares por los que pasamos. Todo hacía que ese momento fuera único.

Me despertó de mis pensamientos un fuerte claxon, que me hizo ver que el semáforo estaba en verde. Volví a prestar atención al tráfico y me dirigí al estudio, donde debía reunirme con María y Natalia para la sesión fotográfica de Vogue.

[...]

María ya me estaba esperando cuando llegué. Juntas fuimos a la sala de equipos y me mostró algunos instrumentos nuevos que había comprado y que serían interesantes para obtener mejores resultados en la calidad de las fotos.

No tardó en llegar Natalia.

—¡Hola, chicas! —la pelirroja se acercó a nosotras.

—¡Cuánto tiempo sin verte! —me acerqué a ella y la abracé.

—Mucho tiempo, en efecto. Echo de menos a mi fotógrafa favorita —ella sonrió y yo me reí.

—¿Y yo? ¿No vas a abrazarme? —dijo María.

—¡Claro que sí! —Natalia se acercó a ella e intentó abrazarla, pero María se apartó.

—No quiero ahora. Puedes seguir abrazando a tu "fotógrafa favorita" —hizo comillas con los dedos.

Natalia me miró y las dos nos echamos a reír.

—Deja de estar celosa, Mery —le sacaba la lengua.

María fingió estar enfadada y luego empezó a reírse también. Seguimos hablando de las noticias de las últimas semanas hasta que pedí permiso para coger la cámara de la estantería y volver a la conversación.

—¿Qué? ¿Comenzamos? —moví las cejas y señalé a la cámara.

—Sí, lo haremos, pero antes de que empecemos y acabe olvidándome, tengo una invitación para ti —dijo Natalia.

—¿Qué invitación? —preguntó Maria.

—¿Recuerdas que la última vez que nos vimos te dije que teníamos que concertar una cita para salir?

—Sí, lo recuerdo —le contesté.

—Así que esta noche unas amigas y yo nos reuniremos en un club cercano y me encantaría que tú también pudieras venir.

The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora