Capítulo 15.

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Punto de vista de Luisita Gómez.

Tras reunirme con Amelia en la cafetería, me dirigí a casa, donde me quedé el resto de la tarde esperando a Sebastián, que sólo apareció cuando el cielo de Nueva York ya estaba cubierto por la oscura capa de la noche.

—¿Todavía despierta, amor? —preguntó cuando terminó de cerrar la puerta y se dio cuenta de mi presencia en el sofá del salón.

—Sí. Te he estado esperando —sonreí.

—No era necesario. Te dije que la reunión iba a durar hasta tarde, ¿no lo recuerdas?

—Sí, lo recuerdo, pero aún así quería esperarte para que pudiéramos celebrarlo juntos. ¿Te han elegido? —pregunté con entusiasmo.

—¡Claro que sí! ¿Todavía tenías alguna duda de que Tomás me elegiría a mí? —preguntó él.

—Sin duda alguna. Me alegro de que confíe en tu trabajo para un evento tan importante —Sebastián se acercó a mí y selló nuestros labios.

—¿Qué ha pasado? Te veo muy feliz —preguntó.

—Tu elección ocurrió. ¿No puedo alegrarme por el logro de mi prometido? —pregunté, poniéndome de pie y rodeando su cuello con mis brazos.

—No sólo puedes, sino que deberías alegrarte por mí —dijo, y me sujetó la cintura —Me encanta cuando te pones así.

Me dejé estar durante unos segundos. La misma esencia fuertemente azucarada de hace unos días invadió mis fosas nasales, haciéndome estornudar.

—Salud —dijo, soltando mi cuerpo —Amor, voy a tomar una ducha para relajarme, espera por mi ¿si? Vamos a celebrar.

—Te estaré esperando —dije y sonreí abiertamente.

Esperé hasta que entró en el baño y cerró la puerta antes de correr a mi habitación y buscar desesperadamente mi teléfono móvil.

Desbloqueé la pantalla y fui a mi libreta de direcciones, agradecida de encontrar el nombre de Amelia en la pestaña de llamadas recientes, lo que me ahorraba tiempo.

Me metí debajo de las sábanas y me quedé allí, esperando ansiosamente a que contestara, lo que sólo tardó dos timbres.

¿Qué ha pasado? —preguntó con voz ronca.

—En primer lugar, estoy impresionada con mi capacidad de actuación. Siempre supe que mis clases de interpretación en el instituto me serían útiles algún día —oí su risa apagada al otro lado de la línea —Y en segundo lugar, no vas a creer lo que pasó.

¿Qué quieres decir? —preguntó.

—Le pregunté si había sido elegido, esperando que me dijera que no porque la reunión se había reprogramado para mañana por la mañana, pero en lugar de eso me dijo que la reunión había durado más de lo previsto y que había sido elegido por Tomás.

¿Me estás bromeando? ¡Qué hijo de puta! —dijo enfadada —Lo siento, no pude soportarlo.

—Lo que me pregunto es que, si no estaba en la reunión, porque sé que no lo estaba, ¿dónde más iba a estar?

Yo realmente... lo siento, Luisita. Te mereces algo mejor que esto. Mucho más —respondió ella.

—A veces yo también pienso eso, ¿sabes? —respiré profundamente —Pero de todos modos, ¿nuestro plan sigue en pie?

¡Claro que sí! Hablé con mi padre y le encantó la idea. ¿Ya has hablado con María?

—Todavía no, he quedado con ella mañana. Pensé que sería mejor hablarlo en persona.

The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora