Punto de vista de Luisita Gómez.
4 meses después.
Si hay algo que admiro es la asombrosa capacidad del tiempo para pasar volando entre días, que se convierten en semanas, que a su vez se convierten en meses. Las últimas dieciséis semanas habían pasado como un abrir y cerrar de ojos.
En un momento estábamos en julio y al segundo siguiente ya era noviembre, lo que significaba que no faltaba mucho para el Día de Acción de Gracias y, en consecuencia, para Navidad.
Para mí, el fin de año siempre ha sido la mejor parte de nuestros 365 días al año.
La gente se reúne, las familias se juntan, los niños se ilusionan con la llegada de Papá Noel y la nieve llega para hacer todo más encantador.
¿Y qué ha pasado durante todo este tiempo?
Bueno... ciertamente, muchas cosas.
En cuanto al trabajo, conseguí el ascenso de mis sueños. Sigo trabajando en el sector del fotoperiodismo, pero ahora ya no soy una simple fotógrafa.
En esa época desarrollé un miniproyecto con la ayuda de Amanda, que me consiguió un puesto de subdirector del departamento. También conseguí que María viniera a trabajar conmigo.
Decidimos alquilar el estudio en el centro de la ciudad, después de todo, el tráfico había disminuido drásticamente, y estábamos muy ocupadas con nuestros trabajos adyacentes.
Marisol estaba a mitad de camino en la carrera de Gastronomía y al mismo tiempo volviendo locos a mis padres con sus recetas y su trabajo, que afortunadamente estaban funcionando.
La cafetería de mis padres, que ya era conocida en el barrio, ganó mucha clientela gracias a una de las recetas dulces de Marisol, convirtiéndose en un referente e incluso llegando a Instagram con una página dedicada únicamente a los anuncios de las delicias que se venden en el establecimiento.
La tienda de vestidos continuó con su movimiento habitual, y los vestidos que Amelia creaba eran más brillantes y deslumbrantes con cada modelo, asegurando la felicidad de muchas novias que visitaban la tienda.
Devoción y Tomás se convirtieron prácticamente en los mejores amigos de mis padres, ya que nos reuníamos todos los fines de semana, turnándonos en la casa de las familias, que ya se había convertido en una sola.
Marisol y Taylor contaron su relación a nuestros padres, que las apoyaron igual que nos habían apoyado a Amelia y a mí. Empezamos a pasar más tiempo juntos. Éramos las hermanas Gómez y Ledesma, que ahora no sólo eran hermanas sino también cuñadas entre sí.
Fue divertido darse cuenta de que todo estaba en la familia.
Y en cuanto a mí y Amelia, cada día que pasaba me enamoraba de ella. A veces nos peleábamos, pero se resolvía rápidamente con una oferta de helado o abrazándonos mientras veíamos alguna película tonta.
Amelia consiguió un contrato casi millonario con Vogue, convirtiéndose en su estilista oficial. Nuestras carreras crecían al mismo tiempo y, caminando codo con codo, ambas estábamos ahí para la otra, celebrando cada victoria y juntando las pequeñas piezas para que funcionara cuando algo no salía como queríamos.
Durante este tiempo, acabé volviendo a correr por el parque siempre que podía encontrar un poco de tiempo libre en mi agenda, consiguiendo arrastrar a Amelia conmigo siempre que era posible.
Por fin había encontrado la paz y la tranquilidad que sólo el amor puede dar a alguien. Mi salud era impecable, mi carrera despegaba, mi entorno estaba rodeado de amor y energía positiva... no había nada más que pudiera pedir.
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The Rain
FanficComprometida desde hace 3 años y presionada por su familia para casarse, Luisita comienza a cuestionar su relación, sin embargo, lo que menos esperaba era enamorarse de la diseñadora de su vestido de novia. -Esta historia no es mía, todos los derech...