Capítulo 15

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— ¿Está Ace en casa, señora?

— ¡Marco! —exclamó contenta Dadan al ver al doctor en su puerta. Se apartó un poco para que se adentrara en casa cuando él le dio dos besos— Pasa, pasa, está arriba en la terraza con sus hermanos, sigue enfadado por no sé qué de las fotos con la chica esa.

— Me lo temía. —susurró con sus manos aún en los bolsillos de sus jeans.

— ¿Quieres algo de cenar? He hecho pastel de carne y ha sobrado bastante.

— ¡No, ya no! — oyeron ambos a Luffy desde la cocina— ¡Ace, Sabo y yo nos hemos comido toda hace un rato!

— No son humanos, Marco, son monstruos. Ese pastel era para unas quince personas.

— Lo sé, señora. —asintió con pena ante el horror de la mujer— La compadezco mucho, usted lo sabe.

— Bueno, hijo, ¿algo que igualmente pueda hacerte de cenar?

— Muchas gracias, pero ya he cenado en casa. Sólo quería ver como estaba mi amigo.

El timbre de la casa volvió a sonar.

— ¿Vienes acompañado?

Marco negó confuso.

— ¡Mi preciosa Dadan! —exclamó Thatch en cuanto la vio y la abrazó— ¡Estás más guapa que nunca! ¿Has hecho algo de cenar?

Marco rio al ver a su amigo siendo tan galán con la señora porque sabía que así conseguía siempre lo que quería.

— Hola, querido. —le saludó contenta y lo invitó a pasar también— Los burros de tus amigos se lo han zampado todo, pero te hago una tortilla en un segundo.

— ¡Claro que...!

— ¡Claro que no! —intervino Marco ante su abusivo amigo— Thatch había ido a casa de su madre a cenar, ¿verdad?

— Sí. —se limitó a responder mordiéndose la lengua.

— ¡Oh, entonces ya vienes cenado, canalla! — le regañó tirando de su oreja, para después palmear su mejilla— Dale recuerdos a tu madre, Eloísa es un cielo. Tráetela a la próxima.

— Claro, Dadan. — se frotaba la oreja molesto— A la próxima la traeré, le vendrá bien salir.

— ¿Has venido para algo más que para gorronear comida, idiota?

— ¡Claro que sí! —contestó molesto a Marco y después sonrió a Dadan amablemente, quien les observaba divertida— Quería saber cómo estaba Ace. No contesta el WhatsApp ni las llamadas y ha hecho un directo de Instagram. Ya tiene que estar agobiado.

Unos ruidos de la cocina hicieron que Dadan sospechase lo peor.

— ¡Luffy! ¡Si no hay comida ya! ¡¿Qué narices buscas!? ¡Vas a romper algo! —gritó la de cabellos rizados caminando enfadada hacia el lugar donde el chico estaba desordenando todo.

— ¡Ace me ha pedido que le suba tequila!

El rubio y el pelinaranja se miraron alarmados y comenzaron a subir rápidamente las escaleras hacia la enorme terraza que había en el tercer piso de aquella enorme casa seguidos de Luffy, quien creyó que estaban haciendo una competición para ver quien llegaba antes.

— ¡¡Gané!! —gritó el pelinegro dando saltos cuando Marco y Thatch subieron casi asfixiados.

Sabo y Ace se giraron sin comprender nada de la situación. Ambos se encontraban sentados con una lata de cerveza para cada uno en un cómodo y enorme sofá beige situado en la dirección perfecta para observar las vistas que aquella enorme casa en uno de los mejores barrios de la ciudad les otorgaba.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora