Capítulo 43

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—¡¿Dónde está el idiota de Ace?!

Marco apareció abruptamente en el estudio de Ivankov llamando la atención de los presentes.

La noche anterior fue un completo desastre. Su enojo no se esfumó, al contrario, conforme más pensaba en las acciones impulsivas de Ace más aumentaba su irritabilidad. Si no fuese por Hancock, quien se encargó de tranquilizarle como pudo, Marco hubiese vuelto a casa de De Luca en busca de su amigo a medianoche.

Thatch, que estaba mostrándole el presupuesto para el año siguiente a Ivankov, lo observó con curiosidad ante su tono impertinente. Emporio, con aviso previo de su malhumor por la propia Hancock, se limitó a responder sin dejar de ojear los documentos con expresión aburrida.

—¿No te has enterado? —le preguntó al médico, pero señaló una línea—No pienses que voy a ajustarme a esa mierda de presupuesto para la Fashion Week. —avisó al pelinaranja, que prefirió no responderle y centrarse en Marco, porque seguía sin comprender la ausencia del pecoso.

—Padre lo ha suspendido de empleo y sueldo dos días.

—Pero si el sábado es la gala. —murmuró confuso disipando su enfado—No esperaba que tomase esa decisión.

—Yo tampoco, —se quejó Iva con mala cara dejando a un lado sus documentos—sobre todo porque Ace no hizo nada malo.

—¿No hacer nada malo es destrozarle la cara a alguien? Quizás tenemos conceptos diferentes de qué narices está bien y mal en esta empresa. —farfulló tomando asiento de mala manera frente a ambos.

—Sabes perfectamente que ese señor se lo buscó, Marco. —defendió Thatch irritado. Sintió lástima por Hancock por tener que convivir con Marco cuando se indignaba así.

—Una demanda es lo que estuvo a punto de buscarse si no fuese porque su mujer fue inteligente. —refunfuñó de nuevo cruzándose de brazos—Si no fuese por De Luca, Ace hubiese pasado la noche en el calabozo. Y lo sabéis. —el silencio de ambos le dio la razón—Aunque para ser sincero, esperaba ver a Ace en el calabozo antes que suspendido de empleo y sueldo.

—Ya, se reincorpora este viernes. Padre solo quería darle un escarmiento.

—Bueno, alguna consecuencia se merece. —se encogió de hombros Emporio.

Marco estuvo a punto de responder si no fuese porque unas risas conocidas resonaron por todo el lugar.

Un trío peculiar salió del ascensor y se dirigía hacia ellos, que descansaban plácidamente en dos sofás, porque sí, la planta completa era el estudio de Ivankov.

Luffy contaba una anécdota entre risas mientras Shanks y cierto pelinegro con pecas se reían a carcajadas de ello.

Marco parpadeó rápidamente para ver si no era una equivocación lo que veía.

—Thatch, o yo estoy loco... O ese es Ace.

—¿Cómo va a...? ¡Ace! ¡Que no puedes estar aquí! —exclamó enojado dirigiéndose a su amigo con el puño alzado.

—¡Ay! —exclamó Shanks cuando Ace, en un intento de defenderse, se colocó tras él.

—Disculpa, Akagami, —el pelinaranja palmeó su hombro, donde golpeó segundos antes, como si tratase de revertir el golpe—quería golpear a tu estúpido sobrino.

—¡Si no he hecho nada!

—¡Newgate te matará si te ve aquí! —se unió a la riña Ivankov.

—He venido solo a acompañar a De Luca a que se pruebe el vestido. —se excusó sin dejar de usar a Shanks como escudo, quien se mantuvo quieto con las manos en los bolsillos de su pantalón de traje. — Se encontraba mal hoy y no podía dejarla conducir.

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