Capítulo 44

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Tal y como Boa les solicitó, trataron de continuar como si nada hubiese ocurrido, pero les era imposible. Había ocurrido algo demasiado grave y lo peor es que no podían hacer nada para remediarlo sin que implicase que ella estuviese en el foco.

En cuanto Koala, Bonney y De Luca supieron que a Hancock supuestamente le sentó algo mal, estuvieron a punto de marcharse de la fiesta. Ni Newgate ni los otros tres jóvenes que sabían la verdad pudieron frenarlas, de ello se encargó la propia Boa. Les envió un mensaje pidiéndoles que disfrutasen por ella y aceptaron a medias el deseo de la modelo, porque se mantuvieron en la fiesta celebrando, pero no podían disfrutar del todo sin su amiga. Quien sí que disfrutó fue Max, que junto a Luffy y el resto de Mugiwaras alcoholizados, estuvo toda la noche bailando sin enterarse de nada. Newgate agradeció al cielo que Max llevase su quinta cerveza junto a Kid y Killer cuando regresaron, porque lo creyó por completo. Se limitó a enviarle un mensaje a Hancock de apoyo por si necesitaba algo y sacó a bailar a Eloísa.

La ausencia de Boa fue notable no solo para sus amigas, también para el resto de Mugiwaras.

—De Luca, ¿dónde está la insoportable de Hancock? —preguntó Kid con las mejillas sonrosadas y con Shirahoshi agarrada de la cintura.

—Se ha ido a casa.

—¿¡Sola!? ¿Por qué no me has avisado? No quiero que andéis solas por la noche y menos...

—Kid, cielo, se ha ido con Marco porque algo le ha sentado mal.

Kid y Shirahoshi se miraron boquiabiertos y de repente una sonrisa pícara se dibujó en él, cosa que De Luca no entendió, pero estaba tan distraída con la fiesta que no le dio mucha importancia.

En un momento de la noche, Sabo vio a Koala alejarse del grupo de camino al baño y no pudo evitar que el miedo que sintió al ver a Hancock llorar regresase. Cuando quiso darse cuenta, la estaba siguiendo.

—¿A dónde vas? —le preguntó fingiendo desinterés con una copa en la mano de la que apenas bebió en toda la noche.

—Al baño, —respondió amablemente— ¿necesitas algo?

—No, no. ¿Vas a ir sola?

Ella asintió con expresión confusa, porque le parecía una pregunta estúpida. Era cierto que las chicas normalmente no iban solas al baño, pero solo quería ir a retocarse el pintalabios así que no tenía necesidad de que nadie la acompañase para cinco segundos que planeaba ausentarse.

—No, no. —dejó la copa en una de las bandejas vacías de los camareros y señaló el camino hacía el baño—Te acompaño, es mejor que no vayas sola.

La castaña aceptó con sospecha, pero no iba a quedarse con la duda en la cabeza.

Justo antes de entrar al baño, Koala echó un vistazo para corroborar que nadie podía verlos.

Sabo sintió cómo se aferró a su brazo obligándolo a entrar al baño a su lado.

—¡Koala! ¡¿Qué haces?! —preguntó avergonzado sintiendo como se coloraban sus mejillas—¡No puedo entrar aquí! —le recordó agobiado intentando marcharse, pero la joven lo agarró de la camisa indignada y lo arrastró con ella a uno de los cubículos minúsculos donde se encontraban los inodoros, encerrándolos a ambos.

—Dime ahora mismo por qué narices estáis tan sobreprotectores con nosotras.

—¿So-sobre protectores? ¿Qué tonterías dices?

—Sí, sobreprotectores, Sabo. Ace tampoco deja que nos movamos tranquilamente a ninguna y Thatch no para de observar a los invitados preocupado. _____ ha ido al baño unas ocho veces y las ocho veces ha sido acompañada por vosotros. Además, Newgate está todo el tiempo vigilándonos a cada paso que damos. Por no decir que desde que volvisteis de despedir a Hancock estáis con la cara hasta el suelo. Algo pasa.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora