Capítulo 33

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— ¡_____! ¡¿Cómo estás, querida?! —exclamó Dadan emocionada cuando la vio entrar por la puerta— ¡Qué alegría verte!

Después del emotivo momento que compartieron los futuros padres, Ace le comentó a De Luca que pasarían por su casa para que él pudiese ducharse y ponerse un traje, pues iría a la empresa para poder trabajar lo que restaba de día. _____ le respondió que le venía estupendamente, ya que Dadan y Makino la habían invitado a almorzar en casa sin tenerlo en cuenta siquiera. Lejos de molestar al chico, le ilusionaba saber que su familia acogía de esa forma a su amiga. Lo que sí que lo molestaba era saber que ella estaría en su casa y él no podría disfrutar de su compañía.

— No te hagas la sorprendida, vieja, —se quejó Ace sin perder la sonrisa al ver cómo las dos mujeres se saludaban efusivamente— ya me ha dicho que la has invitado a almorzar sabiendo que yo me tengo que largar a la empresa.

— ¿Y qué pasa? — le reprochó bruscamente— Esta muchacha es bienvenida estés o no estés tú. —abrazó con ternura a la muchacha en cuestion, quien acababa de sacarle la lengua a Ace para burlarse, haciéndolo sonreír ante esa imagen. — Makino ha ido a comprar unas cosas para el almuerzo y en breve...

No pudo terminar, porque el torbellino de la casa había escuchado alboroto en la planta baja.

— ¡¡¡_____!!! —gritó emocionado Luffy casi lanzándose hacia ella desde la escalera, pero Ace lo sostuvo prácticamente en el aire, sorprendiendo a la embarazada por los reflejos y la fuerza del pecoso, pero rápidamente volvió a centrar su atención en el chico que tanta ternura le daba.

— ¡Luffy, por favor! ¡Debes tener más cuidado! ¡Tiene un bebé dentro!

De Luca finalmente ignoró cómo Ace le regañaba y se acercó para abrazarle.

— ¿Comes aquí con nosotros?

— Eso parece. —respondió contenta y Luffy dio un gran salto de emoción.

— ¡Genial! ¡Podemos jugar a la Switch mientras nos hacen de comer!

— ¡Eso! ¡Tú no vayas a ayudarnos!

— Vieja, es mejor que este desastre no pise la cocina. —le recordó divertido el pecoso haciendo que ella suspirase cansada, porque era cierto.

— Bueno, pero después te encargas tú de recoger la mesa y limpiar, mocoso. —le avisó la pelinaranja al menor de todos, quien asintió sonriente.

— ¿Y Sabo? ¿Se unirá a nosotros? —preguntó contenta la joven, justo cuando el rubio se encontraba bajando las escaleras.

— ¡De Luca, qué sorpresa tenerte en casa!

— ¿Por qué nadie se alegra de verme a mí? —preguntó penumbroso su hermano.

— Vives aquí, idiota, estamos hartos de verte el careto. —se burló de él Sabo cuando terminó de saludar a la recién llegada con un abrazo amistoso— Además, no puedes compararte con ella.

Ace suspiró desganado, pero su sonrisa regresó al instante cuando vio como Dadan y Luffy se llevaban contentos a su amiga a la sala para que se sentase a descansar.

— ¿Y de dónde venís? —preguntó el rubio tomando asiento junto a su hermano, que se había situado al lado de la embarazada.

— Pues venimos del hospital, hoy he tenido la segunda ecografía. —contó felizmente la chica sonriendo tanto a Sabo como al resto.

— ¿Tú...? ¿Tú has ido con ella? —señaló a su hermano, que lo miraba extrañado por su cambio de tono, pero la madre de los tres hombres interrumpió el colapso mental del rubio sin darse cuenta.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora