Capítulo 25

639 86 57
                                    

— ¿Te queda mucho? —preguntó por tercera vez un aburrido Ace jugueteando con Winter en el suelo.

Ese miércoles había salido de trabajar sin alargar ni un minuto más su jornada porque había quedado en recoger a su amiga para llevarla hasta su casa, donde su familia la esperaba para conocerla. Incluso Makino se había unido a la cena ya que Garp lo anunció por el grupo que compartían con Shanks y ella. El pelirrojo, como de costumbre, no acudiría porque no estaba en la ciudad. Su empresa tenía la sede en otro lugar, pero comentó que para las vacaciones de Navidad querría conocerla.

Había llegado antes de la hora que le indicó la noche anterior, pero la joven no solía tardar tanto en vestirse como lo estaba haciendo ese día.

La embarazada salió en pijama de su habitación, con los ojos llorosos y por supuesto, para nada lista para marcharse con él.

— Perdón. —musitó débilmente desde la puerta del cuarto, haciendo que Ace alzase su vista y se levantase abruptamente al verla en ese estado.

— ¿Qué te pasa, De Luca? ¿Te encuentras mal? —preguntó preocupado acercándose a _____, quien entró de nuevo a su habitación para sentarse en su cama.

— Ace, no me cierra ningún pantalón de los que tenía antes del embarazo. —se sinceró sin poder evitar que su labio inferior temblase un poco. Lo mordió evitando llorar, ya que no quería que él la viese así.

Sentía mucha vergüenza por decírselo a él, pero al escribirlo por el grupo no obtuvo respuesta de sus amigas.

Boa estaba ayudando a Ivankov aquella tarde para darle los últimos retoques a los vestidos que usarían para la fiesta del sábado. Por suerte, la modelo les escribió la noche anterior indicándoles que todo iba bien y que el jueves cenarían juntas para contar lo que había ocurrido.

Bonney había salido a una entrevista de trabajo aquella tarde y a ver un piso que alquilaba una habitación. Aún no había regresado, probablemente porque Koala se había ofrecido a acompañarla y en esos momentos estarían buscando un sitio donde cenar para que Bonney calmase sus nervios con la comida.

No le molestaba que no le hubiesen contestado, sabía que todas estaban ocupadas, aunque también sabía que sus amigas hubieran solucionado ese pequeño drama con dos frases.

Además, no era la primera vez que los cambios corporales del embarazo le producían una minicrisis. Pocos días atrás le pasó exactamente igual con un pantalón rojo que adoraba, así que llamó a su padre como si fuese una niña pequeña para que le consolase. No la consoló mucho en realidad porque empezó a gastarle estúpidas bromas, pero sí que la hizo reír tanto que se le olvidó el motivo de su tristeza.

Ace sintió que se le estrujaba el corazón al verla triste. Se colocó de cuclillas frente a ella y tomó sus manos con cariño.

— _____, estás casi de cuatro meses. Es un proceso natural por el que tu cuerpo tiene que pasar para que ese bebé al que tanto quieres nazca. —le explicó con paciencia, soltó su mano un segundo para limpiar una rebelde lágrima que se deslizaba por la mejilla de la joven.

— Lo sé, pero estoy horri...

— Preciosa. —interrumpió para corregirla el pecoso con una visible molestia por la forma en la que se iba a referir a si misma.

— Dices eso porque vamos a llegar tarde y quieres que deje de llorar, no porque de verdad lo pienses. —rechistó sonriendo al fin limpiándose todo rastro de lágrimas restantes.

Ace rio tomando asiento a su lado, con una de sus manos aún unida a la de ella.

— Digo eso porque eres preciosa, De Luca. Puede que tú no lo veas ahora mismo, pero te aseguro que es así. Y la semana que viene vamos a ir a comprar ropa, necesitas para todo el embarazo.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora