Capítulo 24

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— Creo que no cabemos todos para sentarnos...—murmuró Ace cuando pudo ver el espacio libre tras regresar de darle de comer a Josefino una latita de salmón.

Su suposición se confirmó cuando todos estaban sentados en el sofá o en alguna silla alrededor de la mesa donde tenían la cena ya preparada excepto Kid.

— ¡Oye, no quepo en ningún sitio! —se quejó enfadado con un tono infantil haciendo reír al resto.

Todas las chicas estaban sentadas en el enorme sofá excepto Boa, que había preferido tomar asiento en una de las sillas que habían colocado el recién llegado Killer y Sabo.

Killer había aparecido sin su compañero de turno porque Zoro había prometido a Luffy que iría a su casa a ver los disfraces, que habían llegado aquella tarde a casa de los Monkey.

— Tenemos dos opciones. — tomó la palabra la anfitriona— Podemos pedirle una silla a Torao o que Kid coma en el suelo.  

— ¡¿Por qué yo!? —exclamó aún más indignado dirigiéndose a la puerta con intención de ir a buscar al cirujano.

Shirahoshi lo vio marcharse con su berrinche y no pudo evitar reírse.

— Pobre Kid. —rio dulcemente sorprendiendo a Killer.

Era la primera vez que oía el nombre de su amigo en boca de ella. Ya de por sí le había sorprendido el hecho de que estuviese con todos cuando llegó al piso.

— ¡Molestemos a Torao! —se animó Thatch yendo junto a su Nami a tocar el timbre del médico insistentemente, adelantándose así al propio Kid. — Ha subido una historia en Instagram, no está trabajando.

— ¡Abre, Torao, sabemos que estás ahí! —le gritó Vivi contenta.

— ¿Está Mugiwara-ya? —oyeron al otro lado.

— ¡Ojalá! —gritó Boa acompañada de Bonney y Koala.

— ¿Vosotras también? —cuestionó Sabo sin comprender nada.

— Nadie puede resistirse a los encantos de nuestro hermanito. —declaró Portgas orgulloso.

— Es que es tan divertido y adorable.

Trafalgar abrió la puerta una vez comprobó que realmente Luffy no estaba con ese grupo, aunque en realidad el hecho de no oírle gritar ya era una confirmación de su ausencia en sí misma.

— ¿Qué queréis? Últimamente venís mucho.

—  Nosotros también te apreciamos, querido amigo. — lo saludó Marco con un sarcasmo que acompañó de su sonrisa.

— Necesitamos una silla. —explicó Eustass con simpleza.

—  Todo esto es tu culpa. —acusó a De Luca mientras dejaba en espacio entre la puerta y él mismo para que el pelirrojo se adentrase a por la silla, cosa que comprendió e hizo seguidamente. — Tú y tu maldito bebé estáis arruinando toda mi paz.

— ¿De qué te quejas? —le respondió confusa, porque ella no veía el problema por ninguna parte— Gracias a mí puedes ver más a tus amigos.

— Ese es el problema. Necesito semanas para desintoxicarme de su energía cada vez que los veo, _____-ya.

La embarazada volteó sus ojos al escucharlo.

— Deja de quejarte, tráete una silla y vente a casa a cenar. —le exigió dando por finalizada la conversación.

Sin esperar respuesta regresó a su casa, dejando a todos en el rellano burlándose de Torao, quien decidió no rechistar más, tan solo preguntar al resto que esperaba por él una última cosa:

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora