Capítulo 26

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— ¡Hola! ¡Ya estamos aquí! —alzó la voz para avisar a todos.

Prefería gritar a que De Luca se encontrase una estampa peculiar de su familia, aunque lo peculiar ya fuese típico para él.

_____ era consciente de que Ace había gritado algo, sin embargo, no había prestado atención a sus palabras. Se había quedado totalmente impresionada con el interior de la casa, porque, a pesar de ser enorme y probablemente muy cara, se veía bastante hogareña.

Todas las paredes estaban repletas de fotografías de los tres hermanos y en muchas de ellas también aparecían los amigos de los chicos. También adultos a los que desconocía y suponía que serían Garp y Dadán, y también una preciosa mujer acompañada de un pelirrojo que a lo lejos le sonaba. Tantas fotos de ellos felices le hacían sentirse nostálgica de alguna forma. A diferencia de lo que creía, ese lugar le gustaba más de lo que podía imaginarse.

Sentía ganas de acercarse a admirar cada foto, pero no sentía la confianza suficiente aún en ese lugar para poder hacerlo.

— ¡De Luca!

Sabo, con un aspecto impecable como siempre, fue el primero en aparecer para saludarla.

— Buenas noches, ¿cómo estás? — la abrazó gentilmente antes de mirarla de arriba a abajo sonriente— Estás guapísima.

— Hola, Sabo. —saludó alegre dándole un beso en la mejilla— Ojalá tan guapa como tú con tan poco.

Y no lo decía de broma, Sabo vestía unos pantalones vaqueros y una camiseta blanca simple, pero ese chico tenía una belleza natural con la que cualquier cosa le hacía lucir especial.

Él rio y se agachó para saludar a Winter.

— ¿Dónde está la vieja? —preguntó Ace tratando de ignorar el sentimiento de incomodidad que le generaba que Sabo y _____ se llevasen tan bien.

Odiaba sentir celos. Lo odiaba con todo su corazón, porque sabía que era una estupidez por su parte, pero no podía evitarlo.

— Hasta hace un segundo en la cocina vigilando que Luffy no robase toda la lasaña. Ahora en la zona del comedor preparando la mesa porque Makino se encarga de vigilar. —explicó Sabo cansado, parecía haber sido una dura lucha— Un sin vivir desde que la puso Dadan en el horno, de verdad.

Ante aquel cansancio, los recién llegados rompieron a reír.

— ¡Luffy! ¡Ven a saludar! —lo llamó Sabo y los tres oyeron una serie de pasos apresurados. — Así también deja a Makino descansar un segundo de su guardia.

— ¡Wow! ¡Es el perro enorme de hace semanas! ¡Me encanta! —exclamó un pelinegro con aire infantil que portaba en su rostro una enorme sonrisa que se ensanchó incluso más cuando se dejó caer en el suelo mientras Winter, emocionado al reconocer al joven, le daba lametones en la cara. — ¡Me haces cosquillas! —reía el joven acariciando las orejitas del animal.

— ¿Se conocen?

— Claro, —le respondió Sabo a su hermano— el día que salieron las primeras fotos con De Luca. Fue en la oficina, pero vosotros dos estabais tan agobiados por lo que pasó que ni os daríais cuenta.

— Me cuadra.

Puesto que Luffy se había arrojado al suelo para saludar a Winter ignorando a la invitada, Ace la miró dispuesto a excusar el comportamiento de su hermano. Finalmente, no excuso nada, porque pudo verla hechizada observándolo jugar con Winter.

_____ había visto fotos de aquel muchacho y sus amigas lo habían descrito miles de veces. Aun así, ninguna descripción le hizo justicia. Ninguna explicación le había parecido suficiente para retratar la calidez y la dulzura que le transmitía el azabache con aquella risa tan adorable. 

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