Capítulo 32

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— ¿Me podéis explicar por qué estoy aquí en casa de Marco y Boa encerrado en contra de mi voluntad? —se quejó Sabo cruzado de brazos sentado alrededor de una mesa enorme que decoraba la azotea de Marco y que en esos instantes les vino bien para realizar un intenso debate.

El rubio había sido prácticamente capturado por Thatch y Hancock a la salida de uno de sus innumerables voluntariados.

— ¡No hables como si hubiese sido secuestro! —exclamó ofendida.

— ¡Por supuesto que lo ha sido! ¡Me habéis obligado a entrar en el coche!

Thatch se carcajeó divertido recordándolo.

— Un poco secuestro sí que ha sido. —razonó sin perder la sonrisa.

— ¡Ni siquiera he cenado! —rechistó de nuevo.

— Maldita familia Monkey, todo el día pensando en comida...— murmuró más cansado el pelinaranja.

Convivir con esos tres hermanos era oír hablar de comida a cada segundo, y teniendo en cuenta que acababa de contratar a Bonney, era consciente de que sería tres mil veces peor.

— La comida no es importante teniendo en cuenta a lo que nos enfrentamos. —le advirtió con paciencia Koala, captando la atención del rubio.

— Querida, nada es más importante que la comida. — recalcó Bonney con suficiencia— Que ese USB lleva cerca de cinco meses creadito y resguardado en el vientre de su mamá sin que el papá lo sepa, eh. Este tema puede esperar. — declaró totalmente risueña y recuperada del disgusto mañanero que se había llevado. Posó sus ojos en Marco y Boa, que se encontraban sentados el uno al lado del otro— ¿Tenéis algo interesante para comer en vuestra casa?

— Bonney, es casa de Marco, — la corrigió la modelo al instante— pero tenemos...

— Has pagado el alquiler, Boa, — esta vez fue Marco quien la corrigió— esta también es tu casa.

— Qué romántico. —murmuró Nami ilusionada.

Estaba sentada al otro lado del médico, por lo que no le fue difícil pellizcar su brazo disimuladamente para no tener que escucharla decir tonterías frente a Hancock que lo ridiculizaran.

— ¡¡Ay!!

— Chicos, creo que hemos hablado demasiado rápido. —alzó la voz Thatch señalando al rubio que había a su lado, que se encontraba totalmente pálido con su vista sobre Bonney, que era quien había resumido rápidamente el hecho de que ellas ya lo sabían.

— ¿De Luca...? — murmuró el modelo intentando ordenar sus pensamientos— ¿De Luca ya sabe que Ace es el padre? ¿Mi-mi hermano lo sabe? —preguntó totalmente ronco e incómodo. Notaba su boca seca y le costaba pronunciar palabra.

Nami fue quien tomó la palabra.

— No, ninguno lo sabe. Nos hemos reunido porque somos quienes lo sabemos y debemos ponernos de acuerdo.

— ¿Cómo...?

— Hemos visto las fotos. —avisó Hancock con firmeza y Sabo asintió hilando en su mente lo ocurrido. Sabía que Bonney iba a ayudar a Ace con algo, pero ni siquiera pensó que pudiesen ser esas fotografías.

— Vale, ¿cómo vamos a decírselo a ambos? —preguntó Thatch con evidente agobio en su rostro.

— _____ no... _____ no quería buscar al padre del bebé, chicos. Creo que esto es bastante importante en la decisión que tomemos. —expuso Koala siendo secundada por sus dos amigas.

— Es cierto. —asintió la pelirrosa seguida de Boa.

— Pero... Ese bebé también es de Ace. —insistió Sabo con información que ya todos sabían de sobra—¿Vamos a ser capaces de aguantar hasta que se enteren?

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora