Capítulo 22

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Octubre al fin se hizo presente no sólo como el cuarto mes de embarazo de la joven, también como el mes que afianzó con su llegada la amistad de De Luca y Portgas, quienes cada viernes se vieron cuando este último salía del trabajo. Normalmente se quedaban en casa de _____ (o de Ace, según el punto de vista desde el que se mire) para ver una película o pedir comida a domicilio, esto último siempre y cuando la embarazada no se encontrara con náuseas o vómitos. A veces se habían unido algunos amigos del pecoso que en realidad ya eran también amigos de la arquitecta: Kid, Killer, Sabo, Marco, Thatch o Vivi. A solas _____ y Ace también solían verse para desayunar alguna que otra mañana, así que no solo se comunicaban por teléfono todos los días, si no que se veían un par de veces por semana.

Cabe mencionar que Kurohige no se hizo presente durante ese tiempo, por lo que De Luca llamó exagerado a Ace unas cien veces, pero sí es cierto que ese encontronazo dio que hablar y para bien o para mal, las visitas que recibió la marca de Teach aumentaron y con ello sus propias ventas. También ocurrió con la marca Shirohige, hubo un incremento de ventas que tuvo su mayor pico cuando más se habló del altercado, pero la empresa hubiese preferido que no fuese a costa de la estrategia de Teach. Newgate y sus socios llegaron a la conclusión de que quiso beneficiarse de la fama que rodeaba al pecoso en esos momentos y por ello apareció en el lugar adecuado en el momento adecuado para él.

Otra cosa que trajo presente ese mes fue un revoltijo de hormonas que la joven no esperaba y menos teniendo en cuenta en quien se concentraba toda esa excitación: cualquier gesto que Ace tuviese con ella conseguía despertar pensamientos para nada inocentes en su mente. No es que otros hombres no llamasen su atención, porque estaba rodeada de hombres demasiado guapos desde que llegó a la ciudad: Kid, Killer, Sabo, Marco, Thatch, Law... Todos eran terriblemente atractivos y por supuesto podría tener sus respectivos efectos en ella, pero lo que se encendía en su interior cuando Ace por casualidad la rozaba era de otro mundo y no le sucedía con nadie más. Esa preocupación ya fue un tema recurrente esas semanas con sus amigas, pero igualmente no le quedaba otra que preguntarle a su ginecólogo. Por supuesto, el hecho de que esa excitación fuese especialmente provocada por Portgas fue algo que no le dijo a nadie, quería intentar mantener eso como un secreto por tanto, ni siquiera se lo comentó a sus amigas en un primer momento por videollamada.

— Vamos, que estás cachonda. —había resumido la pelirrosa al otro lado de la pantalla cuando el trío de siempre había escuchado lo que ella tenía que decir.

— Menos mal que nos lo has resumido de una manera tan culta, Bonney, no lo habríamos entendido si no. —intervino con sarcasmo Koala.

— Perdón, perdón. Podría haber dicho lujuriosa, libidinosa, animada en ámbitos coitales...

— ¿Vas a parar ya?— preguntó enfadada la castaña.

— Puede ser porque ya tienes menos malestar, ¿no? —Boa habló ignorando a las otras dos que discutían.

_____ inclinó su cabeza pensativa y después asintió.

— Sí, supongo. Ya no tengo tantas náuseas y vomitar apenas vomito. Solo me dan ganas a veces después de desayunar con Ace.

— Eso no es por el embarazo, eso es porque te comes más de diez magdalenas. El exceso de azúcar no es bueno durante el embarazo. —le regañó Koala.

— Bueno, es que me despierto con muchísima hambre, ¿vale? Ahora tengo que comer por dos.

— Por lo que nos cuentas últimamente, casi estás comiendo por Bonney incluso. —rio Hancock.

— Uy, amiga, pues comer como yo es carísimo, espero que cuando salgáis te invite Ace.

— Nos turnamos para pagar. —confesó riéndose.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora