12. Intrusa

115 24 34
                                    

Jen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jen


Supe que amaneció porque pude sentir la luz en mis párpados. Era una luz tenue, pero aun así la percibía. Y no quería abrir los ojos, no quería despertar. Me gustaba estar así, con la cabeza apoyada en su pecho, sintiendo tan cerca los latidos de su corazón.

Esa noche fue maravillosa. El solo evocar el recuerdo de todo lo que hicimos me puso ansiosa de más. Sentí que de pronto se me erizaba la piel, pensar en lo que aún podíamos disfrutar juntos me estremecía. No te lo voy a negar, estaba en las nubes, me sentía como en un sueño.

Y no, aún hoy no me arrepiento de nada de lo que hice. A veces pienso, y no sé si creas lo mismo, que vivir es equivocarse. La vida es problemas, aprender a solucionarlos, llorar también, y superarlos al fin. Cada cosa que hacemos puede o no ser un error, pero, ¿por qué arrepentirme de lo que hice? Si fueron esos actos los que me trajeron al punto en el que me encuentro. No me arrepiento de haber vivido esa noche con Harvey, ni de lo que vino después. Era lo que tenía que pasar, era lo que tenía que vivir.

Aun así, como podrás imaginar, estaba algo confundida. ¿Acaso las sensaciones del momento me nublaban los recuerdos del pasado? Tal vez, pues no recordaba sentirme así con Fred, ni siquiera en nuestros primeros días. Esas sensaciones tan intensas solo Harvey las supo provocar. No quería dar paso a la culpa en ese momento, no cuando desperté sintiéndome gloriosa, y no pude evitar comparar.

De pronto percibí que Harvey se movía un poco, también estaba despertando. Luego de unos segundos sentí una suave caricia en mis mejillas y un beso en la frente. ¿Se podía ser más lindo? Abrí los ojos despacio, y mi corazón empezó a latir con fuerza cuando nuestras miradas se encontraron. Ambos sonreímos a la vez.

—Veo que ya se despertó mi reina —me susurró, y se acercó a darme un suave beso en los labios.

¿Qué quieres que te diga? El corazón me latía al borde del paro cardiaco. Todo era irreal, yo iba a morir de la emoción. Amanecía al lado de Harvey Miller, el tipo por el que la mitad de América babeaba y alucinaba (lo sé porque encontré fanfics en Wattpad con su personaje. Spoiler: En todos coge bien y duro. Spoiler dos: Confirmo). ¡Ah! Y eso no era todo, no creas que solo se trata de lo bueno que está, sino de lo demás. Era la forma en que me miraba, tenía algo que me hacía sentir tan especial. Esperaba hacerlo sentir así también, quería que él fuera feliz, y que se sintiera como yo cuando estaba con él.

—Buenos días, mi rey —le dije sonriente, y le di otro beso. Uno de mis dedos se deslizó lento por su mejilla, lo sentí estremecerse. Te lo juro, no podía dejar de mirarlo.

—¿Cómo has amanecido?

—Un poco cansada. El rey es un insaciable que no me dio tregua toda la noche. —Él rio ante mi comentario. ¿Y yo? Aún más encantada de verlo sonreír. ¿Ya te hablé de los lindos hoyuelos que se forman en su rostro cuando lo hace?

Un díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora