21. Una serie de eventos desafortunados

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Harvey

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Harvey


Se trataba una de las últimas escenas que teníamos que grabar, y era de lo más intensa. No quiero hacerte spoiler, pero igual tienes que saberlo.

—Nunca voy a perdonarte —me decía Oliver, lleno de furia. Bueno, como Ambrose, muy metido en su papel.

—Eso ya lo sé —contesté, manteniendo la frialdad de Frederick Harper—. ¿Crees que llegué hasta aquí por ser idiota? ¿Por preocuparme de los sentimientos de los demás?

—Oh, por favor. Puedes fingir delante de todo el mundo que las cosas no te importan, pero yo sé lo que eres en verdad.

—¿Y qué soy? —dije, mostrando una sonrisa llena de burla—. ¿Un monstruo? Vamos, no tienes que repetirlo. Es lo que dicen todos, no necesito que mi hermano me diga lo mismo.

—Imbécil, ¿a quién quieres engañar? Toda esta mierda —dijo señalándome— de hacerte el superado, es una puta pantalla. Solo finges, en el fondo eres el mismo niño asustado que lloraba a escondidas porque mató a su hermano.

Se suponía que en ese momento debía tocar fibra sensible de personaje, y así lo expresé. E hice lo que tenía que hacer según el guion. Lo cogí de las solapas, amenazante.

—Será mejor que te controles. Podrás ser mi familia, pero no dejaré que pases sobre mí.

—¡Yo tampoco!

Momento sorpresa, porque no era parte del guion. Oliver se libró de mí, se soltó, y me empujó. Hice lo que pude para mantenerme el pie y no arruinar la escena. A partir de ese momento solo quedó improvisar.

—¿Crees que puedes ir por la vida destruyendo a las personas? ¿Haciéndolas sufrir?

—Si te sigue doliendo que me haya preferido a mí... 

Ah, dato curioso por si no has visto la serie: Ambrose y Frederick se la pasaron disputándose el "amor" de la maestra de nuestra hermana. Él es el chico bueno, yo, el malo. Y parece que la señorita tomaba malas decisiones, porque nadie en su sano juicio elegiría a Frederick.

—A ti no te importa —ella me enfrentó una vez más, dando un paso al frente—. Nunca has pensado en otra cosa que no seas tú mismo. La hieres una y otra vez siendo un estúpido infantil, ¿eso es lo que quieres darle? Eres un maldito egoísta. ¡No te importaron todas las lágrimas que derramó por ti!

Llámame loco, pero fue justo en ese momento cuando sentí que la cosa se estaba volviendo personal. Ese no era Ambrose, era Oliver enojado. Lo entendí de pronto, y por alguna razón mi reacción fue más propia de Harvey que de Frederick.

Me dejó sorprendido, ¿en serio pensaba eso de mí? ¿Qué estaba haciendo sufrir a Jen? Cierto que esa noche, cuando me fui, ella lloraba. Lo sé, actué como un imbécil, y sé que tuvo un ataque de pánico. Jen y yo ya nos habíamos arreglado, pero al parecer Oly no lo sabía. En ese sentido, su enojo estaba justificado.

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