24. Lunes

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El peor día de la semana apenas estaba iniciando, y aunque no iba tarde, igual salí con prisa de la ducha y me vestí a la velocidad de la luz

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El peor día de la semana apenas estaba iniciando, y aunque no iba tarde, igual salí con prisa de la ducha y me vestí a la velocidad de la luz. Así, descalza, y con los zapatos en la mano, fui directo a la cocina, desde donde ya llegaba el delicioso aroma del café filtrado.

¿En qué nos quedamos la última vez? La señorita de los pañitos húmedos de Paw Patrol, que resultó ser casi-casi una súper estrella, era la ex de Harvey. De algo tenían que hablar, y yo no quería saber. Quiero decir, ¡claro qué moría por saberlo! Pero una parte de mí lo intuía, y no quería escucharlo.

Cuando ella se fue, la cosa entre los dos se enfrió. Comimos algo, y luego me despedí. Se rompió la burbuja, y hay cosas que no se pueden arreglar así nada más. Sabía, porque Harvey me lo dijo, que ese mismo día hablaría con Alexandra, y yo tenía que hacer lo posible por concentrarme en otra cosa para no morir de ansiedad todo el día. Tampoco sería tan difícil, vamos, era lunes.

—¡Buenos días! —me saludó Alba con entusiasmo, mientras servía una taza de café.

—Hola —respondí a secas, pero ni eso mató su alegría mañanera.

—¿Sabes? Estuve leyendo, y encontré que tomar café es malo para la ansiedad...

—Ajá, sí —respondí sin interés ante lo evidente, y tomé la taza para beber de todos modos, mientras Alba me miraba boquiabierta.

—Esa era para mí, ¡se supone que no debes tomarlo! Se acabó el café filtrado en esta casa.

—¿Disculpa? ¿Y qué quieres que haga?

—Pues compraré descafeinado y...

—¡Pecado! —empezó a reír, y yo sonreí apenas. Al menos me relajé un poco, tenía que intentarlo para sobrevivir a ese horrendo día que me esperaba.

—Bueno, ya encontraremos una forma de tener un desayuno decente sin cafeína en este lugar. O al menos con poca cafeína que no te ponga peor.

—¿Qué insinúas?

—Que estás alterada...

—Es lunes, ya sabes —dije como excusa, y ella lo entendió. Creo que no hay ser humano en el mundo que no sepa que el lunes es una tragedia andante.

Alba ya había servido dos bowls de avena con frutas, así que me senté y empecé a comer con calma, o al menos a intentarlo. Mientras comía, en mi cabeza iba enumerando todos los pendientes del día en el trabajo, lo cual, como debes imaginar, no servía de nada para calmar mis nervios. Y aun así, prefería eso que imaginar lo que la ex de Harvey iba a decirle. De hecho, prefería mantener mi mente ocupada con cualquier otra cosa. Y Alba necesitaba hablar.

—¿Y has sabido algo de Liam? ¿Te ha vuelto a molestar?

—No desde que cambié mi número —contestó más serena de lo que esperé. Y eso me alegró de cierta forma—. No es que vaya a durar mucho tiempo, en unas semanas tendremos que vernos otra vez por cosas de la serie, así que...

Un díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora