13. Chismes

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Jen

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Jen


Mi madre siempre fue una mujer intuitiva. Ya sabes, de esas que te advierten de la mala vibra que da una persona. No te la crees, piensas que es una exageración. Y luego, ¡zaz! Una traición. Las madres son buenas en eso, quizá pasa lo mismo con la tuya. Por eso no entiendo el nivel de sociopatía que debe tener Mariana para manipular a mi madre y llevarse tan bien con ella. Quiero decir, ¿era la única que podía ver su verdadera cara?

Esas dos me hicieron entrar en pánico con la posibilidad del descubrimiento inoportuno de Harvey en mi cama, así que salir del apartamento a dar una vuelta fue un alivio. No tengo problema en pasar tiempo con mamá, pero con Mariana de por medio ya no sabía qué cara poner. Ella conseguía que los nervios me dominaran: Actuó como si nada hubiera pasado, como si no hubiera entrado a mi habitación a buscar la prueba del delito. ¿Y si lo vio? ¿Por qué no decía nada? ¿Qué mierda tramaba esa mujer? Todo salió bien, demasiado bueno para ser cierto.

Así que ahí estaba, soportando el silencio de Mariana, y mi madre ignorando todo el drama. Caminamos, compramos unas cosas, hasta almorzamos juntas. Ya al caer la tarde no pude soportar mi sonrisa falsa con Mariana, y me inventé una excusa para huir. Dije que el lunes tenía una reunión importante y correos del trabajo pendientes por revisar, así que no me quedé ni un minuto más.

Cuando llegué a mi apartamento me tumbé en la cama, derrotada y cansada. Después de un momento de quedarme quieta con la mente en blanco, me acerqué a mi laptop, la llevé a la cama y la encendí para saber algunas de las novedades. Sí, ya sé lo que estás pensando. ¿En serio te pusiste a revisar correos un domingo en la tarde? Que sí, era una costumbre. Si no lo hacía, el lunes tendría noventa correos pendientes y ganas de morirme.

Y así, respondiendo poco a poco, me encontré con un correo de Bruno. Uno que decía "Mi jefa es una zorra, pero la amo". Primero, me maté de la risa, y luego lo abrí.


"Estimada Srta. Larsen,

Le agradecería por favor que se tomara la molestia de revisar su maldito celular.

Saludos cordiales,

Bruno"


Reí otra vez, y recordé que en medio del apuro por escapar de mi apartamento dejé el teléfono abandonado y descargado en algún lugar de mi cartera. Busqué el aparato ese para enterarme de todo el chisme. Lo conecté al cargador, me acomodé al lado de mi cama, y las notificaciones empezaron a caer de golpe. Fui rápido al WhatsApp, y ahí encontré el mensaje de Bruno.


Maldita

Te odio

¿Cómo te atreves a cogerte a MI Harvey Miller y no contármelo?

Un díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora