40. Todo se derrumbó

74 15 17
                                    

Jen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jen


Lo miraba, él a mí. Estaba temblando, con toda la evidencia en mi contra. Se lo escondí por cobardía, por inmadurez, ahora lo sé. Pero también tengo claro que me guardé esa información porque estaba segura de que el día en que se lo contara, marcaría el fin de lo nuestro.

Y aunque mi parte racional ya había tomado su decisión, y yo sabía que era lo mejor, mi corazón se negaba a dejarlo ir. Porque lo seguía amando, aunque doliera. Ese era el problema: El amor no debería doler.

—¿Qué es esto? —preguntó él, con la voz temblorosa.

—Mis maletas —respondí a lo obvio, de una forma que más sonaba a evasiva.

—Jennifer...

—Me voy a Melbourne en una semana. Los pasajes están comprados —le dije al fin, y soltarlo no supuso ningún alivio.

—¿Qué...? —Él estaba perplejo. Y yo, que ya había dado el primer paso al hablar, no pude parar.

—Que me voy, es eso.

—¿Por qué? —inquirió, y se acercaba despacio a mí.

—Porque papá está enfermo, quiero estar con él hasta que muera. Y también hay un cirujano que...

—No es eso lo que te estoy preguntando, Jen. ¿Por qué tengo que enterarme cuando tus maletas están hechas? ¿Por qué no me dijiste nada antes? ¿No se supone que estamos juntos?

—¿Por qué no me dices tú que es lo que te traes? Llevas días respondiendo con evasivas, nunca contestas el celular conmigo presente, el que está ocultando algo eres tú...

—Yo hice la pregunta primero, Jennifer. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿De verdad no pensabas decirme nada?

—Si iba a hacerlo...

—¿Cuándo? ¿Me llamarías desde la sala de embarque? ¿O me contarías de camino al aeropuerto?

—Lo iba a hacer cuando... Cuando me sintiera lista... —murmuré, pero Harvey me escuchó con claridad. Iba acercándose y yo retrocedí unos pasos.

—Jen, ¿por qué tendrías que estar lista para decirme algo así? —habló suave, intentando ser paciente.

—Porque me iré por mucho tiempo, y porque no sé cuando volveré. Y nosotros...

—¿Nosotros qué? —Él ya lo sabía. Esperaba que se lo dijera, ¿para qué exactamente? ¿Para no ser él quien terminara conmigo? En ese entonces, lo pensé así.

—Ya no podemos estar juntos, Harvey. Se acabó.

No tuve valor para seguirlo mirando a los ojos. Porque apenas vi su reacción supe que le di un gran golpe, que mis suposiciones nunca tuvieron sentido. Él no esperaba que le terminara, ni siquiera imaginó que yo sería capaz. Y en serio, ¿jamás pensó que yo solo seguiría soportando en silencio? ¿Continuar esa relación en la que los dos sabíamos que algo se rompió?

Un díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora