10. Salidas contigo

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Jen

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Jen


—Y ahora, ¡¿qué me pongo?! —grité desesperada, y caí rendida en la cama.

Toda mi ropa del closet estaba en el suelo, y seguía sin saber qué usar para la cita con Harvey. Hasta el momento él solo me había visto con ropa formal del trabajo, excepto cuando fue a llevarme las llaves y estaba más "hogareña". ¿Qué te puedo decir? No tenía mucha ropa casual. ¡Y recién me daba cuenta! Todo era para el trabajo, vestidos, trajes formales. Y la ropa "normal" que tenía no me gustaba nada.

Quiero decir, es ropa casual que uso si salgo de compras, ¡pero no para una cita con él! ¿Me ponía vestido o falda? Una vez leí por ahí que ponerse falda en la primera cita no era adecuado y esas cosas, que era una invitación a que te metieran mano. Y vamos, yo la quería sentir hasta el fondo. ¡Disculpa, pero ya a estas alturas sabes que no puedo contener mi bocota!

¿Entonces qué? ¿Jeans? ¿Leggins? Tenía unos jeans que amaba, pero en ese momento los veía usados y corrientes. Según Bruno, me formaban bien el culo, y eso siempre era un punto a favor, así que los escogí. Después de todo me encantaban y me sentía cómoda con ellos.

¿Y qué seguía? ¿Qué me ponía en los pies? ¿Tacos? ¿Botas? ¿Zapatillas? Me decidí por zapatos de taco, eso me ayudaría a resaltar mi figura y el poco culo que me dio Dios. Pero, ¿y qué número de tacos? ¿Y el color? Me iba a volver loca eligiendo la ropa. Y es que no podía ponerme cualquier cosa. Era una cita con Harvey. Harvey era... pues era Harvey. ¿Quería impresionarlo? ¡Claro que sí! Tenía que verme preciosa.

Al fin, después de dos horas de indecisión, repetición de prueba de vestuario, gritos desesperados diciendo que estoy gorda y que nada me quedaba bien. Luego maquillarme y desmaquillarme, peinarme y despeinarme; al fin estuve lista. Iba con los jeans, una blusa blanca delgada, una casaca negra de cuero algo ceñida al cuerpo, unos zapatos de taco que me eran muy cómodos, maquillaje ligero, cabello suelto. ¡Y listo! Me veía bien y casual. Al menos eso creía.

Por supuesto que me sentía nerviosa. ¿Qué iba a pasar? Harvey me mandó un mensaje de audio diciendo que ya estaba por llegar. ¿Y si la salida era más formal? ¿Tendría que cambiarme otra vez? Rayos, eso de las primeras citas estresa, prefería cuando solo nos encontrábamos por casualidad y no tenía que preocuparme por lo que llevaba puesto. Lo único de lo que estaba segura era que necesitaba verlo.

Bajé por el ascensor, ansiosa, calculé que ya debía estar en recepción. En efecto, cuando llegué a la planta baja, él estaba entrando. Fue instantáneo. Nos vimos, sonreímos y caminamos rápido uno al encuentro del otro. No tengo claro si al final terminé corriendo por la emoción, solo sé que cuando me di cuenta nos abrazamos y nos besamos como si fuéramos una verdadera pareja. Nos separamos apenas un poco porque el ascensor se abrió con más vecinos bajando, eso fue como una especie de "alerta". 

Un díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora