Aegon se siente caer, había sido envenenado y ahora estaba sufriendo las consecuencias de eso. No fue doloroso como muchas han de pensar cada vez que piensan que el veneno dolería, es tranquilo y te deja morir sin hacer ruidos lamentables. Lo cual, está agradecido por ello, porque así muere sin dejar que alguien note su sufrimiento.El agonizante rey roto piensa en los únicos momentos que fue realmente feliz, cuando se escapaba de aquel castillo tan sofocante y cuando era libre con sus hermanos menores. Antes no había pensado mucho en sus hermanos, pero ahora lo hace. Piensa en el pequeño Aemond que se volvió un asesino de sangre y frío ser, en su pequeña hermana Helaena que jugaba con sus insectos antes de quitarse la vida ante el dolor; piensa en Daeron, el pequeño bebé que fue enviado lejos y que es el único de ellos que nunca cayó en las garras de su madre, y que de seguro se convirtió en un gran hombre.
No piensa nada más que en eso mientras sus ojos se cierran para siempre. No hay dolor luego de eso y él lo disfruta, porque por primera vez hay algo que no duele en su vida.
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Luego despierta.
Un jadeo y respiración agitada ocurre en su interior haciendo que un ataque de pánico ocurra. No sabe qué está pasando, pero hay voces a su alrededor mientras él llora como si no hubiera un mañana. Una mano grande y fría toca su frente ardiente, y Aegon trata de ver quién es, pero la visión en sus ojos es borrosa, al igual que dolorosa, por lo que termina cerrando sus ojos para que el dolor se vaya. Luego no hay nada, no hay ruidos, ni dolor, solo paz en la oscuridad; hasta que ya no la hay.
Cuando Aegon abre sus ojos instantaneamente todo su cuerpo protesta, le duele todo y puede sentirse a él mismo tratar de respirar con los mocos que se encontraba en su nariz que le dificultan respirar. Sintiendo que todo está mal, levanta su mano para llevarla a su rostro, pero cuando lo hace lo nota, su mano es pequeña. Es la de un niño de solo seis años. Eso lo asusta y comienza a desesperarse nuevamente.
-Shh, está bien príncipe. Todo está bien.- la voz lo saca de su desesperación y se concentra en ella, mira a la persona que le está hablando y se da cuenta de que es un maestre.-Llamare a su gracia y majestad, ambos están preocupados por usted.- es todo lo que dice para desaparecer de la vista de Aegon. El Targaryen, por otra parte, tiene su mente funcionando demasiado rápido para poder procesar lo que le dijo el maestre hace unos segundos antes.
<¿Su gracia y majestad? ¿Su madre y... Su padre? De que está hablando ese hombre, su padre había muerto hace ya muchas lunas atrás y su madre... No había sabido de ella en el tiempo que gobernó. ¿Por qué su mano es pequeña? ¿No había muerto envenenado? ¿Por qué está vivo?.>
Aegon piensa y luego su mente parece detenerse cuando sus padres entran, son claramente más jóvenes, su madre es más joven y su padre parece más saludable que antes. Su tés se pone más pálida al verlos porque es como ver fantasmas deambulando y una parte de él comienza a creer que se encontraba en el infierno por todos sus pecados.
-Aegon, mi bebé.- Aegon se desconecta cuando escucha la voz de su madre llamándolo tan suave, ella nunca había hecho eso luego de que cumplió ocho años. Solo lo había mirado con decepción e irá por saltarse las clases con sus maestros y no prestaba atención a la ‘obligación del heredero del trono’ cosa que le pareció ridículo porque su hermana era la heredera (y aun así te convertiste en un usurpador).
-¿Se encuentra mejor mi hijo, maestre?.- la voz de su padre es en la que se concentra mientras lo ve hablando con el maestre.
-El príncipe Aegon se encuentra mejor ahora, su majestad. Los dioses fueron piadosos porque usualmente una fiebre de tal nivel podría haber acabado con su vida por ser tan joven.- eso había puesto pálido a Viserys y mira al pequeño Aegon, él cuál se encontraba siendo consolado por su madre, aunque parecía más asustado que nada.
Aegon que escuchaba lo que el maestre decía, no pudo pensar que deseaba haber muerto por esa fiebre, que volver a ver los rostros de sus padres o tener que pasar nuevamente por el infierno que se avecina. Tal vez no tendría que ver a la hermana que asesino con su dragón o el trono que fue tomado con sangre de su sangre, tal vez Aemond y Helaena sean...
<Helaena y Aemond están aquí. Están vivos, pequeños, pero vivos.>
Eso hace que su respiración se detenga por unos segundos, sus hermanos estarían vivos ahora. La dulce Helaena, su esposa, su hermana que se arrojó por la torre hacia su muerte segura está viva ahora y de seguro jugando con sus bichos. Su hermano pequeño Aemond no tendría sangre en sus manos y no sería un mata pariente, de seguro estaría junto con Helaena o estaría jugando con sus juguetes en estos momentos. Pero ellos están vivos.
(no hay Dark sister atravesando el ojo de su hermano, no hay pinchos que se clavan en el cuerpo de su hermana. No hay hijos asesinados o que queden a la deriva)
Un gemido lastimero sale de su boca junto a algunos sollozos. Su padre y madre habían vuelto a él en un parpadeo, ambos se encontraban a su lado mirándolo preocupados.
-¿Qué está pasando con él?.- su madre pregunta preocupada mientras lo mira y lo toca.
(Quiere evitar que ella lo toque, porque si lo hace solo puede pensar en su mano clavada en su rostro mientras le grita, “¡Eres el reto Aegon! ¡Simplemente viviendo y respirando!” lo asusta)
-la fiebre, su gracia, puede que haya bajado, pero aún sigue ahí la enfermedad, así que es mejor darle leche de amapolas para que el cuerpo del príncipe se sienta más a gusto.- Aegon no escucha más luego de eso, el cansancio de la realización sobre sus hermanos lo pone más cansado de lo que está.
En su última gota de conciencia, Aegon mira a su padre con ojos entrecerrados.-Los dragones bailan, no hay cabezas unidas, solo dolor de una decisión.- y con ello cae a su oscuro mundo. Uno que recrea sus errores pasados como futuros como un limbo.
Viserys mira a su hijo desmayado, atónito por lo que escucha, su hijo lo había mirado con dolor antes de decir esas palabras para luego caer desmayado. Mira a Alicent, la cual no había prestado atención a las palabras, sino que seguía concentrada en ver a su niño. En su mente, Viserys piensa en las palabras y se pregunta que es lo que su hijo estaba tratando de decir, sea lo que sea parecía bastante serio.
Los dragones bailan,
no hay cabezas unidas,
solo dolor de una decisión.
Esas palabras se repiten en su mente y pide a los dioses que no sea nada malo, porque no cree estar de forma para proteger a su familia de lo que se avecina.
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Sangre renacida.
FanfictionAegon muere y tiene la oportunidad de volver al pasado, esta vez, él cuidará de sus hermanos menores que claramente necesitan terapia, pero bueno, ¿Quién no la necesita en toda su maldita familia?. Estos personajes no me pertenecen, pertenecen a Geo...