Capitulo 24.

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Aegon jadea cuando en su último clímax se corre en lo profundo de Lynna, la cual ha tenido su orgasmo unos minutos antes. Aegon mira el rostro enrojecido de Lynna y no puede evitar pensar en lo hermosa que es, con ese pensamiento viene el beso en la frente que le da. Despacio, sale del interior de la mujer y se acuesta a su lado abrazándola.

-¿Estás bien, Lynna?.- pregunta suavemente mientras acaricia la acaricia con suavidad.

-Estoy más que bien, Aegon.- dice para darse la vuelta y quedar cara a cara con el Targaryen.

-Hola, cariño.- Aegon le sonríe haciendo que Lynna también sonría por esas palabras.

-Hola, cariño.- ella repite haciendo que ambos rieran con suavidad por eso. Aegon admirando como Lynna sonríe, como se le hacen hoyuelos cada vez que lo hace, como su cabello negro cae ligeramente hacia atrás o como se pega a su frente por el sudor, como aquellos hermosos azules brillan al mirarlo. Todo eso hace que el corazón del joven príncipe lata tan rápido.

Aegon atontado por su vista, apoya su frente con la de Lynna, ambos cerraron sus ojos para disfrutar el momento, quedándose quietos sin decir nada, hasta que Aegon habla unos minutos después.-Se mi esposa.- ante sus palabras Lynna abre sus ojos con sorpresa y se encuentra con aquellos hermosos ojos índigos mirándola con absoluta adoración.

-Yo... Solo soy una sirvienta, alguien sin nombre que ni puede ofrecerte nada más que a mí misma... ¿Me querrás como esposa aun así?.- dice con voz baja, como si quisiera decirle a Aegon que ella no es lo suficientemente buena. Lynna siente la mano de Aegon en su mejilla y mira a su príncipe, el cual sigue mirándola con adoración.

-Sí, te quiero como mi esposa, Lynna Snow.- solo con esa declaración Lynna siente como sus ojos se empañan de lágrimas.- te haré la pregunta más formalmente. Lynna Snow, es egoísta de mi parte, pedirte que seas mi esposa cuando hay una guerra que se aproxima y tal vez no salga vivo de ella,- Aegon siente como Lynna se tensa cuando él dice eso.- pero sería un honor para mí pasar mis momentos en calma contigo antes de que todo se vuelva gris, por eso, Lynna Snow, ¿Serías mi esposa?.- Aegon observa como algunas lágrimas caen del rostro de la mujer que ama y se siente egoísta por hacerle esto. Con cuidado, el príncipe trata de limpiar las lágrimas que caen sobre el rostro de la dulce Lynna.

-Sí, si quiero ser tu esposa, Aegon.- y es todo lo que ambos necesitan para volver a fundirse en un beso.

Tal vez es egoísta que Aegon haya hecho eso, tal vez no debió, pero por una vez quiso tener ese amor que no tuvo. Quiere tener una persona que lo ame como es y que esté con él en las buenas como en las malas.

(Aunque en las malas, él la alejara a un lugar seguro para que nada le suceda)

Soltaron unas risas cuando se separaron y se abrazaron, eran solamente ellos en ese momento y nadie les interrumpiría el hermoso momento que estaban teniendo.

Incluso el té de luna que debe de ser tomado es olvidado.

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Aegon llega perezosamente hacia la cena que el rey Viserys había hecho. Realmente el príncipe no había querido ir a la cena, quería quedarse con su futura esposa, pero tenía un deber con su familia y tenía que cuidarla de Daemon y sus planes perversos.

Cuando llega a la sala, lo primero que Aegon hace es sentarse en una silla cerca de Helaena, la cual estaba justamente al frente de Daemon fucking Targaryen. El príncipe rebelde y el príncipe recto se miran a los ojos, cada uno podía notar sus emociones, Aegon había notado el desprecio y el rencor en los ojos de Daemon; tal vez no se había olvidado de lo ocurrido en Marcaderiva hace seis años.

<Veo que viene de familia el rencor no olvidado. Aemond nunca superó lo que Lucerys le hizo, y parece que ahora Daemon no olvida la humillación que le hice pasar.>

Piensa mientras observa a Daemon y luego observa a la gente a su alrededor, tantos sus hermanos y sobrinos miran a las hijas de Daemon, las cuales solo les sonreía con suficiencia. Nota que Laenor parece algo amargado y decepcionado de lo que sus sobrinas se habían convertido por culpa de Daemon y él sabe que nada duele más cuando alguien te decepciona de esa manera.

(Él siempre fue una decepción y la mirada de su madre siempre se lo había saber)

<Desearía estar con Lynna en estos momentos. Pensando en eso, podría llevar a mis hermanos y sobrinos cómo testigos de nuestra boda, así al menos sería válido y legítimo.>

Aegon que se encuentra perdido en sus pensamientos sobre la chica que ama, no se da cuenta de que Daemon todavía lo sigue mirando a muerte y que su familia había notado las miradas le ha estado dando y no hace falta decir que todas las miradas fulminantes iban a la figura del príncipe Targaryen.

Dejando atrás ese pequeño detalle, Aegon se concentra en Rhaenys Targaryen, la cual está pálida como si estuviera a punto de colapsar y a Aegon no le está gustando nada lo que eso implica. Lentamente, cuando el rey da su discurso y todos comienzan a celebrar, Aegon se levanta y le pide un baile a la reina que nunca fue.

-¿Me concedería el baile, mi señora?.- Rhaenys mira la mano de Aegon y luego de unos segundos en silencio acepta la mano. Aegon la lleva al centro de la sala y comienzan a bailar.- ¿Qué es lo que está sucedió, mi señora? ¿Qué es lo que sucede que la tiene tan asustada?.- él susurra mientras siguen bailando, los ojos de Rhaenys se abren alarmantes, pero no hace movimientos abruptos de su estado.

-No puedo decírtelo ahora, príncipe. Espera mi carta, en ella te diré todo lo que está pasando, pero tú y tus hermanos junto con tus sobrinos y mi hijo tienen que tener cuidado, tienen que comenzar a jugar las piezas del tablero antes de que las cosas no tengan un retorno.- las palabras son de pánico y Aegon nota que Rhaenys está asustada. Daemon debe de estar planeando algo para ellos y no debe de ser nada bueno considerando lo asustada que se ve la dura reina que no fue.

-Entendido mi señora. Estaré atento a su mensaje.- es todo lo que dice para terminar el baile y dejar que la princesa Rhaenys se siente de nuevo cerca de sus nietas.

Parecía tratar de alejar de Daemon.

Aegon supone que Daemon les ha lavado la cabeza a esas niñas y se han unido a su padre en lo que sea que él desea, (desea el trono y eso todo el mundo lo ha sabido) es por eso que Rhaenys parece tener miedo de ellos (pero también por ellos), porque piensa que tendrían que matarlas por lo que hagan.

(Y no equivoca, cualquier indicio de traición es una pena de muerte segura para cualquiera que haga o diga algo. No importa si eran familia, una traición es una traición)

Aegon desea que no sea eso, desea equivocarse porque no desea asesinar a esas niñas, son lo último de Laena Velaryon, una gran jinete de dragones que Aegon había comenzado a admirar por las historias de Laenor. Pero si esas niñas amenazan a su familia... Él tendría que hacer lo que debe, no podría titubear, ni siquiera detenerse si es que le piden que las perdone.

(Aegon sabe que Rhaenys le pediría eso y que no podría cumplir con ello, porque no hay nada peor que niñas con sed de venganza por un padre. Incluso si ese padre se ha estado buscando su destino)

Es en ese momento que Aegon reza a cualquier dios, a sus antepasados, de que los ayuden a pasar la guerra que está por venir, que sus hermanos, hermanas, sobrinos y cualquiera que considere familia sobrevivan a lo que está por venir.

Le ruega a los dioses la protección de su familia, sin importar lo que tomen...

Sangre renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora