El año paso rápido y con ello el nacimiento de Daeron Targaryen al igual que el de Jacaerys Velaryon se acercó. Cómo Aegon sabía que su hermano nacería primero, les dijo a las sirvientas que prepararán todo, ellas lo miraban como si estuviera loco, pero de igual manera lo hicieron. Su hermano en su vida anterior se había adelantado un día antes de lo previsto y sucedió lo mismo en el presente, su madre había tenido contracciones y luego de un duro parto había expulsado de su cuerpo a Daeron Targaryen.Aegon estaba extasiado cuando su hermano nació, de la misma forma estaban Aemond y Helaena, pero lastimosamente Alicent no les había permitido acercarse al bebé. Estaba claro que su madre se había aferrado al nuevo niño luego de que sus otros tres niños dejarán de hablarle hace un año, pero también Aegon sabe que se aferraba a Daeron por el simple hecho de que tiene miedo de que él reclame a su nuevo hermano como suyo y los separe (cosa que hará, solo necesita el momento oportuno).
Helaena y Aemond habían estado tristes al ver qué su madre no los dejaba ver a su nuevo hermanito, pero Aegon les había asegurado que lo conocerían cuando su madre no se encuentre a la vista de la guardería. Eso fue difícil de conseguir, Alicent se la pasaba todo el tiempo con el bebé que a Aegon junto con sus hermanos se lo hizo casi imposible que se acercaran, pero todo ese cambio cuando Jacaerys Velaryon nace con cabello oscuro y ojos marrones, nada parecido a la sangre Valyria.
Alicent al escuchar que el primogénito de Rhaenyra no tenía aspecto valyrio se puso como loca alegando que ese niño era un bastardo, hijo de Ser Harwin Strong. Gracias al nacimiento de Jacaerys, Alicent se había vuelto algo obsesiva con saber más sobre el niño y su aspecto, sobre difundir rumores junto a Otto al pueblo del desembarco del rey, pero eso también fue una oportunidad para Aegon. Con su madre concentrada más en el niño bastardo, había comenzado a dejar de ir a la guardería y ver a Daeron, cosa que no le hizo mucha gracia, pensó que tal vez su madre haría algo bien y amaría al único niño que puede amarla por lo pequeño que es, pero nuevamente ella falló al estar pendiente más de lo que hace Rhaenyra a sus deberes como madre.
En fin, la oportunidad estuvo a la vista y Aegon la tomo. Sin perder tiempo entro a la guardería donde las nodrizas se encargaban de cuidar a Daeron, se acercó a la que tenía a su pequeño bebé dragón en sus brazos.
-¿Príncipe Aegon? No debería de estar...-
-Dámelo.- la interrumpió abruptamente, haciendo que ella se quedará quieta y lo mirada con ojos sorprendidos, pero a la vez cautelosos.
-¿Quiere tener a su hermano en brazos?.- pregunto cuidadosamente como si le estuviera preguntando a un bebé, eso había hecho que Aegon pusiera los ojos en blanco, pero de igual forma asintiera con la cabeza.- Está bien.- susurra para poner a Daeron en los brazos de Aegon, en el momento que el niño mayor siente a su hermano en brazos algo cálido se instala y tiene muchas ganas de ronronear de satisfacción. Aegon mira a su hermano con adoración cuando aquellos grandes ojos indigos se encuentran con los suyos y toma la decisión de que es el momento que sus hermanos conozcan al nuevo integrante de su familia.
Cuando estaba a punto de salir de la guardería, piensa un segundo antes de hacerlo, su hermano es un bebé, por ende tendrá hambre y los bebés no comen nada sólido, solo toman leche materna, lo cual él no puede producir. Mira detenidamente a la nodriza que había tenido a su hermano en brazos, con ella sería más que suficiente para alimentar a Daeron, así que se la lleva con él a su aposento mientras aún sostiene al pequeño bebé en sus brazos.
Una vez que llega a su aposento, Aemond y Helaena se encuentran ahí jugando con sus juguetes o bichos en caso de su hermana menor. Sus dos hermanos, al verlo entrar se fijan mayormente en el pequeño bulto envuelto en una manta, que con lentitud dos pequeñas manos salen de él. Como un rayo, Helaena junto con Aemond se habían acercado hacia Aegon y desesperadamente querían conocer el rostro del nuevo dragón.
-¡Ah! Es muy bonito.- dice Aemond mientras mira hipnotizado por el nuevo bebé con enormes ojos indigos.
-Lo es, se parece a ti cuando eras muy pequeño, al igual que a Hel.- Aegon había murmurado cuando nota los rostros fascinados de sus dos hermanos, los dos niños habían vuelto a mirar a su hermano cuando dijo eso.
-¿En serio? ¿Qué tiene de cada uno?.- pregunto Helaena con una sonrisa curiosa.
-Bueno, tiene las cejas tuyas, los labios de Aemond y de seguro tendrá un hermoso cabello ondulado como el tuyo o puede que tenga lacio como el de Aemond.- murmura con tanta suavidad que piensa que sus hermanos no habían escuchado su divagación, pero al ver las sonrisas en sus rostros sabe que lo habían escuchado.
-También tiene algo de ti, hermano.- eso había atraído la atención de Aegon y mira a su hermana en busca de una respuesta.
-¿Tiene?-
-Sí. Tiene tu mirada, es dulce y segura. Seguro que será como tú cuando crezca, alguien con quien las personas se puedan sentir seguras, como tú nos haces sentir a nosotros.- nunca había escuchado esas palabras en su vida, nunca tal observación, al menos no en su otra vida llena de vino y mujeres.
<Pero aquí soy diferente y por ende una buena persona para ellos, alguien en quien confiar y no lo querría de otra forma.>
-Ya veo. Entonces espero que sea la persona más pura que exista y que las personas a su alrededor se puedan sentir seguras con él.- se concentra en la mirada que el pequeño bebé le está dando y le sonríe suavemente.- Espero que seas feliz en la vida que nos aguarda.- le da un pequeño beso en la frente al bebé Daeron y este suelta una risa haciendo que los tres niños mayores sonrieran.
El pequeño dragón desde ese día se convirtió en la luz de la pequeña familia de Aegon.
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Cuando Alicent se enteró de que su hijo mayor había tomado a su pequeño recién nacido, supo en ese momento que ya lo había perdido para siempre. Aegon nunca dejaría que ella se acercara a sus hermanos nunca, no después de lo que ella hizo.
(Golpeó a su hijo por la falta de control de su ira. Lo golpeó cuando ella había jurado que lo protegería)
Se había querido disculparse con Aegon luego de eso, pero lastimosamente Aemond y Helaena no le dejaron hacerlo. Cada vez que la veían queriendo acercarse a su hijo, sus pequeños niños rápidamente la bloquearon y le dejaron en claro que no querían que se acercara. En sus ojos Alicent pudo ver qué la miraban como si fuera un monstruo.
<Tal vez lo soy.>
Tal vez es por eso que sus bebés ahora no la miraban, ella estaba sola nuevamente y por su descuido, porque cuando nació Jacaerys Velaryon, el bastado de Rhaenyra su mente se volvió loca. El mocoso de Rhaenyra ni siquiera tenía rasgos valyrio, todo lo que tenía eran rasgos que apuntaban a ser un Strong. Su esposo, que siempre favorece a su hija, se hace el ciego cuando las pruebas están en sus ojos, siempre felicitando sin importar nada, incluso si eso significa que la casa Targaryen tenga un bastardo Strong.
Ese fue su error, porque gracias a qué estaba tan pendiente de la bastardía del niño había descuidado a su bebé recién nacido y Aegon había aprovechado eso para quitarle a Daeron en cuanto vio la oportunidad. No lo pudo recuperar cuando fue a los aposentos de su hijo mayor para exigirle que le entregué a su hermano, pero Aegon junto con Helaena y Aemond se habían negado a dárselo alegando que ese niño es suyo ahora y no de ella.
Fue desbastador, tanto que Alicent había vuelto a sus aposentos con su rostro pálido. Ahora ella estaba sola, sin sus hijos y sin aliados que la ayuden.
Ella está sola.
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Sangre renacida.
FanfictionAegon muere y tiene la oportunidad de volver al pasado, esta vez, él cuidará de sus hermanos menores que claramente necesitan terapia, pero bueno, ¿Quién no la necesita en toda su maldita familia?. Estos personajes no me pertenecen, pertenecen a Geo...