Capitulo 16.

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Cómo Aegon había temido, una infección tocó a Aemond luego de volver a desembarco del rey. Cuando fue a despertar a Aemond este se encontraba temblando, jadeando y caliente como el fuego de un dragón, rápidamente había levantado a su hermano enfermo (dejando atrás a otros pequeños que se encontraban durmiendo) y lo había llevado ante un maestre, esté le confirmo que era una infección y que el pequeño príncipe necesitaría descansar en su cama mientras le daban las medicinas correspondientes. 

Aegon se había quedado con Aemond todo ese día, no sin antes decirle a Rhaenyra que se encargará de decirles a los niños lo ocurrido mientras él cuidaba de su hermano. Fue doloroso para Aegon mirar a su hermano jadeando y con la cara roja por la fiebre, según el maestre esto puede durar un día o como máximo dos, pero si la herida no se cura bien, pues... Ya sabe el final de eso y es lo que más aterra a Aegon en el momento.

<Todo estará bien, solo tengo que asegurarme de que se cure bien. Solo tengo que asegurarme de que se cure bien. Solo tengo que asegurarme de que se cure bien.>

Esas palabras se repiten en su cabeza una y otra vez, mientras limpia la herida y el rostro hirviendo de Aemond, el cual de vez en cuando suelta jadeos pesados.

-Todo está bien, Aemond, tu hermano está contigo y te cuidará.- le susurra mientras toca su frente con su mano helada, tratando de darle un poco de frío y comodidad, que parece funcionar, ya que Aemond se inclina hacia su toque frío y se ve más tranquilo.

Estuvo toda la tarde de ese día cuidando a su hermano, incluso tuvo visitas de sus hermanos y sobrinos, los cuales se habían puesto a su lado sin hacer ruido y miraban a Aemond con una clara preocupación, pero también había enojo en los ojos de cada niño.

-Las odio, por su culpa, ahora el tío Aemond está sufriendo.- Jacaerys fue el valiente en romper el silencio y decir aquellas palabras que sabe que sus otros tíos y hermano también las piensan. 

-Sí, yo también las odio, no quería que mi hermano sufra ese dolor.- dijo el pequeño Daeron mientras mira a su hermano sufrir el dolor de la fiebre, hubo sonidos de afirmación tanto para las palabras de Jacaerys cómo la de Daeron. Todos ellos odiaban a las hijas de Daemon por lastimar a Aemond.

Aegon que estaba presente, mira a sus hermanos y sobrinos, para luego decir unas palabras.-No digan eso, niños, sus primas son jóvenes y su actuar... Se debe más a como Daemon las ha criado.- dice mientras cambia el pañuelo que se encontraba en la frente de Aemond por uno más frío.- Además, no tiene que odiarlas, son familia, más la suya Jacaerys y Lucerys. Ella son hijas de la hermana de Laenor, su padre, entonces su sangre corre por sus venas.- Aegon nota ligeramente como Jacaerys se pone algo rígido cuando suelta lo de la sangre, algo que parece avergonzarlo. 

Tal vez ellos dos tengan que hablar de algo luego de esto.

Cuando la noche cayó, Aegon se quedó con Aemond mientras que había mandado a dormir a Helaena y Daeron a sus habitaciones, al igual que hizo con sus sobrinos. Supo de inmediato que iban a ver protestas.

-Pero no quiero irme, Tío Egg.- sorpresivamente fue Lucerys el que hablo y los otros tres le siguieron la palabra.

-Estoy de acuerdo con Luke, tío Aegon, ¿Por qué tenemos que irnos y dejarlos solos?.- pregunta preocupado, al igual que está Helaena cuando habla.

-Hermano, por favor, dejamos quedarnos.-

-Sí, queremos quedarnos con Aemond y contigo.- el pequeño Daeron le hace ojos suaves y tristes que está poniendo la determinación de Aegon por los suelos. Todos los niños lo hacen cuando lo miran con preocupación y preocupación, hace que algo en el corazón de Aegon se caliente.

(En el pasado nunca hubo tales miradas para los niños del segundo matrimonio del rey Viserys, solo hubo codicia y manipulación)

-No pueden niños, no hay una cama para que puedan descansar y no creo que las sillas sean cómodas para ustedes.- dice para que ellos vean que no hay donde puedan acostarse a dormir, él ha estado en una silla cuidando de Aemond desde las primeras horas de la mañana y la silla realmente no es cómoda.

-Podemos hacer que una sirvienta traiga una cama y la ponga a un lado para que podamos dormir.- Daeron rápidamente busco una solución a su problema, que Aegon no pudo evitar suspirar.

-Daeron, eso es...-

-Una maravillosa idea.- dice Helaena y antes de que Aegon pueda decir más, le da una mirada a Jacaerys el cual capta rápidamente el mensaje que le da.

-Les diré que traigan una cama aquí.- dice para rápidamente salir corriendo y dejar a un Aegon cansado con tres niños Targaryen que no retroceden a sus palabras.

-No importa lo que diga, ustedes van a hacer todo lo contrario, ¿Verdad?.-

-Sip, así que tienes que acostumbrarte, hermano.- Aegon suelta un suspiro y les sonríe suavemente a los niños delante de ello.

-Bien, pero no hagan tanto ruido y sobre todo no molesten a Aemond mientras descansa, ¿Trato hecho?.-

-Trato hecho.- dice los tres con una sonrisa.  

En unos minutos llego Jacaerys junto con sirvientas que traen una cama. No tardaron mucho en acomodarse en aquella cama los cuatro, mientras que Aegon se había sentado en la silla junto a la cama de Aemond para poder atenderlo mejor. Habrían pasado unas horas cuando todo el lugar se volvió silencioso y cuando se giró para ver a los niños, estos se encontraban durmiendo con las sábanas en el suelo, Aegon suspiro y se acercó para taparlos con la sábana. Antes de que pudiera enderezarse e ir de nuevo hacia Aemond, el murmullo de los cuatro niños lo dejo quieto.

-Protegeré al tío Aegon y al tío Aemond.- susurra Jacaerys para que en unos segundos otros susurros de diferente vos lo sigan.

-Malas, malas primas, no te preocupes, tío Aemond, tío Egg, ya estoy aquí.- murmura Lucerys mientras babea la almohada.

-Dracarys Dreamfyre, dracarys.- es sorprendente cuando escucha a su hermana decir tales palabras, no se puede imaginar a quien les está diciendo tal cosa.

-Quema el rostro guapo de Daemon, Tessarion. Dracarys.- Daeron lo murmura con una mirada llena de recelo, como si estuviera enojado por el hecho de que Daemon es guapo.

Trata de no reírse por lo que dice Daeron o el resto de niños, pero siente la risa en su garganta y se le hace imposible no poder quedarse callado. De alguna manera puede, se queda callado y se traga la risa para luego soltar un suspiro y volver a la silla para ver a Aemond. Mientras mira a Aemond, Aegon acaricia su cabello blanco algo sudoroso por la fiebre con suavidad, como si temiera despertarlo, mira el rostro rojo de Aemond y vuelve a pasar el pañuelo por el. Trata de darle algo de comodidad a su hermano de la horrible fiebre.

-Recupérate pronto, hermanito. Deseo ver tu rostro sonriente que la mueca de dolor que estás haciendo.- le susurra a su hermano, para así darle un beso en la frente y volver a su cuidado. 

Sin que nadie supiera, incluso Aegon, reza inconscientemente a los dioses que odia para que curen a su hermano...

Habrá mucha sangre derramada si no lo hacen.

Sangre renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora