Capitulo 33.

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El príncipe Aegon comienza su conquista, era realmente irónico que comience a conquistar las casas que los habían traicionado, como Aegon el conquistador que había conquistado los siete reinos. Realmente irónico y ridículo, si le hubieran dicho que eso hubiera pasado, él se hubiera reído en la cara de quién lo haya dicho.

<Pero esto es diferente, Aegon el conquistador estaba conquistado los siete reinos con sus hermanas (aunque fueron más ellas las que conquistaron) y yo estoy conquistado pequeñas casas traidoras.>

Piensa el príncipe mientras observa como la fortaleza de Lord Stokeworth es quemada, como la sangre piensa el suelo por aquellos que se atrevieron a rebelarse contra él y su familia.

-Mi príncipe, hemos tomado la casa Stokeworth.- informa el caballero mientras su armadura está llena de sangre de aquellos que se convirtieron en sus enemigos.

-¿Los que se rebelaron?.-

-Muertos, mi príncipe.- Aegon hace una seña de aprobación, ante eso, nadie que se atreva a levantar la mano hacia su familia merece morir.

-Bien. Prepara a los caballeros, mata a los que no sean leales y hazle saber a aquellos que se atrevan a traicionarnos los que les pasara. Salimos mañana temprano hacia las Tierras de la Corona, hacia el castillo de Rosby.- 

-Como diga, príncipe.- una reverencia es todo lo que obtiene para que el caballero vuelva hacia el resto a decir sus órdenes, él solo se queda quieto observando el suelo con sangre para luego suspirar pesadamente.

<Falta poco, espérenme solo un poco más hermanos, hermana, sobrinos. Pronto recupérate lo que era nuestro y mataré a Daemon por lo que nos ha hecho y por lo que nos ha arrebatado.>

Aprieta sus manos con fuerza cuando piensa en su juramento de su propio monólogo. 

No puede esperar para recuperar lo que les pertenecía y se le fue robado...

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Cinco meses pasaron, las lunas se volvieron cada vez más repetidas como los gritos, el fuego, la sangre, la perforación de los cuerpos. Todo ese se volvió repetitivo en la cabeza de Aegon, mientras que seguía conquistando casa por casa, tomando los caballeros necesarios y matando a los traidores. 

-Mi príncipe.- el llamado hace que Aegon salga de su mente llena de sangre y se concentra en Ser Qarl, el cual se veía realmente mal, se veía muerto y el Targaryen sabe el porqué.

La muerte de Laenor Velaryon fue un golpe para el caballero, después de todo fueron amantes antes de que fuera asesinado. Con una ligera mueca desplaza 

-Hm.- hace un pequeño sonido de que estaba escuchando lo que le estaba por decir.

-La mayoría de los guardias de este lugar se han unido a nosotros voluntariamente, los que no fueron asesinados por los mismos guardias.- eso fue sorprendente, al menos para Aegon, nunca espero que los mismos hermanos de juramento se asesinaran entre ellos.

<Eso significa que pueden voltear su lealtad en cualquier momento y traicionarnos en el momento que ellos se sienten amenazados... Pero tengo que usarlos por ahora, cuando llegue el momento los mataré antes de que pase algo de lo que me pueda arrepentir.>

Piensa mientras observa a los caballeros formados con sus armaduras ensangrentadas, como sus espadas y rostros. Aegon ve las miradas llenas de fuego, pero también había miedo en ellos, miedo de él y de su dragón, pero esos son los caballeros recientes, no los suyos. No los que son de la guardia de los dragones, ellos solo lo ven con orgullo y parecen orgulloso de ellos mismo.

(Cómo verdaderos seguidores deberían de verse)

-... Bien, iremos ahora mismo hacia desembarco del rey, es hora de que recuperemos lo que por ende le pertenece a su reina.- dice con firmeza mientras se para y se pone al frente de su nuevo ejército.- ¡Por la reina Rhaenyra!.- grita, levantando su espada.

Sangre renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora