Capitulo 36.

3.4K 399 12
                                    


Un año pasa en desembarco del rey, un año que la guerra ‘acabo’ y dónde Aegon Targaryen había recuperado desembarco del rey, de que la reina Rhaenyra haya reconstruido la ciudad y desde que la paz reina. La ‘paz’ es algo que aun el príncipe Targaryen duda, aún no saben nada de Daemon y eso hace que el mal presentimiento que Aegon ha tenido desde hace un año no se haya ido.

En ese año, Aegon no ha podido visitar a Lynna o a su hijo o hija, ni sabe que es lo que tuvo, ya que se encuentra aquí y no con su otra familia. Pero el príncipe Targaryen no podría en peligro a su esposa o hijos por querer verlos, no lo haría, no con Daemon aún rondado por ahí, buscando cualquier tipo de debilidad para usarla.

El mal presentimiento de Aegon sigue y crece con los días que pasan, el cambio de tiempo le hace sentir escalofríos en su nuca, pero también sabe que eso se debe a otra cosa. Una parte de él piensa que está exagerando, que solo estaba siendo paranoico, la otra parte de le dice que siempre siga sus instintos, que ellos nunca se equivocan. Es gracias a ellos que él todavía sigue vivo después de todo.

Todo ocurre cuando Aegon se encontraba en pozo dragón con Sunfyre, el fuerte rígido es lo que registra primero su mente, como así la destrucción y los gritos desesperados de las personas. No le toma ni dos segundos en ponerse en marcha, sube sobre el lomo de su dragón sin importar de que no tuviera una silla de montura y una vez ahí salen para ver la conmoción de afuera.

Lo que encuentra afuera no le sorprende, como debería, el mal presentimiento que ha tenido en todo un año al fin de sus frutos cuando mira al dragón rojo quemando el lugar. En un intento de que Caraxes se fijará en él, Aegon le ordena a Sunfyre que sobre fuego sobre él, su dragón lo hace y vaya que llamo la atención positiva del dragón rojo. Aegon le ordena a su dragón irse lejos de desembarco del rey, mientras que Caraxes los sigue furiosamente.

Alejados, los dragones se detienen y ninguno hace señal de ataque, a pesar de que hace unos momentos Caraxes parecía lo suficientemente furioso como para luchar contra Sunfyre. Aegon observa el lomo del otro dragón en busca de su jinete y como su Caraxes supiera lo que buscaba suelta un gruñido feroz.

-Lykiri, Caraxes.- Ahí, esa voz claramente Aegon la reconoce y sus ojos se enfocan en la persona que de hace visible ante su visión; ahí yace Daemon Targaryen.

Lo primero que Aegon nota es lo diferente que se ve el hombre, tiene su cabello largo, una barba, se encuentra desaliñado y sobre todo tiene una mirada muerta en su rostro.

-¿Has venido a cobrar venganza, Daemon?.- el Targaryen pregunta a pesar de que ya sabe la repuesta.

-Lo hago, pero esta vez solo contra ti, chico. Tengo que cobrar una deuda que solo tú tienes.- la voz del viejo Targaryen es grave y sosa, hace que los oídos de Aegon chillen por eso. Era como si el hombre hubiera estado bebiendo puro alcohol para que su voz estuviera de esa forma (él lo sabe, érase una vez, Aegon tenía la misma voz por el vino en su garganta).

-Tus hijas.- No es una pregunta, es una afirmación, él ha visto mucho de este hombre en el pasado que sabe que nunca dejaría la muerte de un hijo sin castigo. Esta vez, la muerte se llevó a dos.

-Sí.- Daemon gruñe con ojos llenos de ira, a pesar de que antes estaban huevos y sin vida.- Tres días... Te doy tres días antes de que me encuentres en el ojo de dios y nuestros dragones junto con nuestras espadas se crucen. No te acobardes, porque sé a quién apuntar para hacerte pasar el mismo dolor que estoy sintiendo.- Aegon de herida ante la última oración, piensa que tal vez Daemon haya descubierto a Lynna y que ella y su bebé estarían en peligro.

-Está bien.- no dice más y observa como Caraxes cómo su jinete desaparecen del lugar. Rápidamente, Aegon le ordena a Sunfyre ir a desembarco del rey a ver a su familia, ellos estaban bien y en un pedido de desesperación pidió el permiso de Rhaenyra de ver a su esposa e hijo. Ella se lo dio.

Sangre renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora